ACADEMIA DE 14 AGOSTO DE 2012

ACADEMIA DE  14 AGOSTO DE 2012
TURNO VESPERTINO

jueves, 19 de abril de 2012

HISTORIA DE MÉXICO I

HISTORIA               DE MÉXICO 1
Introducción. 
El mundo occidental está condicionado por dos               fuerzas distintas, la democracia (política) y el industrialismo               (económica), que han creado un determinado modo de pensar la Historia,               en torno a la idea de estados nacionales. Sin embargo, los estados               nacionales no son entes inteligibles y autosuficientes de estudio,               por lo que debe ampliarse el marco de observación hasta la civilización.               La civilización occidental como campo de estudio puede remontarse               en un espacio determinado. También en un tiempo determinado, hasta               el origen de la Edad Media, en donde es posible reconocer su encuentro               con otra civilización distinta, a la que denomina Helénica, y que               cobra forma en el Imperio Romano. Siguiendo operaciones similares,               llega a determinar la existencia de 21 civilizaciones, más un grupo               de otras que han sido abortadas o detenidas.
Génesis de las civilizaciones. 
Cabe               preguntarse si las civilizaciones nacen automáticamente o no. La               respuesta es negativa, debido a la existencia de pueblos sin historia,               que han permanecido sin cambios desde el Paleolítico hasta la actualidad.               Por tanto, las civilizaciones deben nacer por una razón determinada.               Descartado el criterio racial (las civilizaciones son productos               de razas superiores) y el ambiental (son producto de su medio ambiente),               surge el proceso de incitación y respuesta, según el cual una comunidad               es estimulada o presionada por un problema, frente al cual ofrece               una respuesta creativa, que en el caso de un pueblo sin historia               será el surgimiento de una nueva civilización. Sin embargo, esta               fuerza no opera hasta el infinito, ya que si la presión es demasiado               fuerte, quebrará a la civilización y la abortará antes de nacer,               lo que hace surgir el fenómeno de las civilizaciones abortadas.
Crecimiento de las civilizaciones. 
El               crecimiento de las civilizaciones no es automático. La prueba de               ello está en las civilizaciones detenidas, que han conseguido nacer,               pero que se han estancado en una fase primaria de su evolución.               Tampoco el crecimiento es producto de la expansión geográfica o               del desarrollo tecnológico, ya que ambos coinciden no tanto con               fases de crecimiento, sino de decadencia de las civilizaciones.               El crecimiento exige sucesivas respuestas creativas por parte de               personas o comunidades que ofrezcan soluciones a los problemas que               surgen, y que ex hypothesi no pueden ser los creadores que han surgido con               anterioridad, ya que ellos han creado el estado de cosas que ocasiona               el nuevo problema. El grupo o persona que encuentre la solución               es una minoría creadora, que emprende un movimiento de retiro y               regreso, apartándose del curso normal de la civilización y reencontrándose               con la misma, ofreciéndole una respuesta. El resultado constante               y repetido de este proceso hace crecer a las civilizaciones cada               vez más.

Existe               una dirección del crecimiento, que es marca y señal distintiva de               éste. El crecimiento implica traspasar elementos de un plano material               a un plano espiritual, más etereo (eterealización).               De este modo, cuanto más crece una civilización, más elementos espirituales               surgen de ella. El resultado de este proceso creador no es reductible               a leyes fijas y predeterminadas, porque por hipótesis, la creación               implica inventar nuevas soluciones originales a viejos problemas,               que producirán dos resultados en la sociedad: ésta se hará más compleja               (con más elementos), y también más diversa (con elementos que la               distinguen claramente de otras sociedades).
Desintegración de las civilizaciones. 
Una               civilización colapsada entra inevitablemente en desintegración.               Este proceso puede describirse de manera más o menos acabada, porque               los pasos que llevan desde el colapso al final son rutinarios y               predecibles. La dirección del crecimiento es hacia la eterealización,               y la dirección de la desintegración es hacia la automatización.               Si el resultado final del crecimiento es una sociedad más compleja               y diversa a las demás, el resultado final de la desintegración es               una sociedad más simple (en última instancia la disolución de la               misma) y uniforme (sin tener elementos distintivos respecto de otras               sociedades).

El               colapso produce un cisma en el cuerpo social, y también un cisma               en el alma. El cisma en el cuerpo social se manifiesta en el fraccionamiento               de la civilización en tres: una minoría dominante, un proletariado               interno y un proletariado externo. Las minorías dominantes son aquellas               que, perdida su creatividad, controlan la sociedad no por la fascinación               del poder creador sino por medios estrictamente militares y policiales;               sus productos típicos son los estados universales y las filosofías.               El proletariado interno es la masa de esclavos y desarraigados que               no pueden sacudirse la minoría dominante de encima; en el camino               inventan las religiones superiores. El proletariado externo es el               conjunto de hordas bárbaras que se apiñan alrededor de la civilización,               para rematarlas; este proceso las lleva a crear las edades heroicas               y la épica.

Este               cisma en el cuerpo social es reflejo de un cisma en el alma. Este               cisma puede ser asumido de maneras pasivas, dejándose llevar por               la corriente, o activas, luchando con fanatismo hasta la destrucción               final. De esta manera surgen actitudes contrapuestas como el abandono               (pasivo) contra el martirio (activo), o la promiscuidad artística               y religiosa (pasivo) contra el descubrimiento de un sentido de unidad               (activo). Este cisma se lleva al campo político en cuatro actitudes:               el arcaísmo, el futurismo, el desasimiento y la transfiguración.               Y cristaliza en cuatro tipos de salvadores de la sociedad, el salvador               por la espada, el salvador por la máquina del tiempo, el filósofo               detrás del rey y el dios encarnado. Sin embargo, todos estos salvadores               están condenados al fracaso en su misión de salvar a la civilización,               si bien el dios encarnado puede crear un nuevo tipo superior y trascendente               de sociedad, más allá de la civilización, cual es la religión universal,               que a veces cristaliza en una iglesia universal.

El               proceso de desintegración de las civilizaciones se lleva a cabo               en tres tiempos y medio, movimientos que son de caída y recuperación.               El primero de ellos es el tiempo de angustias, en donde un grupo               de estados parroquiales contienden entre sí en guerras fraticidas,               el segundo es el estado universal que uno de los contendientes o               un conquistador extranjero impone a la civilización como cura de               reposo, y el tercero es el interregno, en donde el estado universal               se desintegra y cede paso a reinos bárbaros que terminan de consumir               la civilización por completo.

Durante               la génesis, crecimiento y colapso de las civilizaciones, éstas son               unidades de estudio cerradas y más o menos autosuficientes. Durante               la desintegración en cambio, al perderse la unidad de la civilización               por los cismas de la sociedad y del alma, ésta se permea a influencias               extranjeras (otras civilizaciones) o bárbaras. El estado universal               puede agrupar no sólo a toda la civilización, sino también a otras               civilizaciones extrañas en su seno. La minoría dominante, al perder               su espíritu, cae en la vulgarización y en la barbarización.               Las religiones universales presentan frecuentes inspiraciones extranjeras.               Los bárbaros, por su parte, suelen asumir variantes heréticas de               la religión propia de la minoría dominante, como una manera de demostrar               su oposición a la misma en el campo espiritual. Por ello los subproductos               más característicos de la desintegración (estados universales, iglesias               universales y edades heroicas) merecen ser analizados por separado.
La Revolución Industrial
Es               definida como un conjunto de transformaciones económicas y sociales,               características del desarrollo de Inglaterra en el período comprendido               entre 1750 y 1820 y su correspondiente influencia en todo el continente               europeo y si se quiere con sus repercusiones mundiales; es considerada               como el mayor cambio socioeconómico y cultural de la historia, ocurrido               entre fines del siglo XVIII y principios del XIX, que comenzó en               el Reino Unido. En aquel tiempo la economía basada en el trabajo               manual fue remplazada por otra dominada por la industria y manufactura               de maquinaria. La revolución comenzó con la mecanización de las               industrias textiles y el desarrollo de los procesos del hierro.               La expansión del comercio fue favorecida por la mejora de las rutas               de transportes y posteriormente por el nacimiento del ferrocarril.               Las innovaciones tecnólogicas más importantes               fueron la máquina de vapor y la denominada Spinning Jenny, una potente               máquina relacionada con la industria textil. Estas nuevas máquinas               favorecieron enormes incrementos en la capacidad de producción.               La producción y desarrollo de nuevos modelos de maquinaria en las               dos primeras décadas del siglo XIX facilitó la manufactura en otras               industrias e incrementó también su producción.
Causas
Las               causas de la revolución industrial son diversas, de las cuales destacan               las causas demográficas, agrícolas y la mejora de nuevas vías de               comunicación y tecnologías. Algunos historiadores la contemplan               como el momento en el que se dejaron atrás los cambios sociales               e institucionales surgidos con el fin de la etapa feudal británica               después de la Guerra Civil Inglesa en el siglo XVII.
En               el campo de la agricultura la existencia de controles fronterizos               más intensos evitaron la propagación de enfermedades y disminuyó               la propagación de epidemias como las ocurridas en tiempos anteriores.               La revolución agrícola británica hizo además más eficiente la producción               de alimentos con una menor aportación del factor trabajo, alentando               a la población que no podía encontrar trabajos agrícolas a buscar               empleos relacionados con la industria y, por ende, originando un               movimiento migratorio desde el campo a las ciudades así como un               nuevo desarrollo en las fábricas. La expansión colonial del siglo               XVII acompañada del desarrollo del comercio internacional, la creación               de mercados financieros y la acumulación de capital son considerados               factores influyentes, como también lo fue la revolución científica               del siglo XVII. Se puede decir que se produjo en Inglaterra por               su desarrollo económico, político y tecnológico.
La               presencia de un mayor mercado doméstico debería también ser considerada               como un catalizador de la revolución industrial, explicando particularmente               por qué ocurrió en el Reino Unido.
La               invención de la máquina de vapor fue una de las más importantes               innovaciones de la revolución industrial. Hizo posible mejoramientos               en el trabajo del metal basado en el uso de coque en vez de carbón               vegetal. En el siglo XVIII la industria textil aprovechó el poder               del agua para el funcionamiento de algunas máquinas. Estas industrias               se convirtieron en el modelo de organización del trabajo humano               en las fábricas.
Además               de la innovación de la maquinaria, la cadena de montaje contribuyó               mucho en la eficiencia de las fábricas.
Revolución               agrícola: aumento progresivo de la producción gracias a la inversión               de los propietarios en nuevas técnicas y sistemas de cultivo, además               de la mejora del uso de fertilizantes.
El               desarrollo del capital comercial: Las máquinas se aplicaron a los               transportes y a la comunicación iniciando una enorme transformación.               Ahora las relaciones entre patronos y trabajadores es únicamente               laboral y con el fin de obtener beneficios.
Cambios               demográfico-sociales: la modernización de la agricultura permitió               un crecimiento demográfico debido a la mejora de la alimentación.               También hubo adelantos en la medicina y en la higiene, de ahí que               creciera la población. También hubo una emigración del campo a la               ciudad porque la ocupación en labores agrícolas disminuyó mientras               crecía la demanda de trabajo en las ciudades.
Esta               primera revolución se caracterizó por un cambio en los instrumentos               de trabajo de tipo artesanal por la máquina de vapor, movida por               la energía del carbón. La máquina exige individuos más calificados,               produce una reducción en el número de personas empleadas, arrojando               de manera incesante masas de obreros de un ramo de la producción               a otra, especialmente del campo a la ciudad.
La               revolución industrial generó también un ensanchamiento de los mercados               extranjeros y una nueva división internacional del trabajo' (DIT).               Los nuevos mercados se conquistaron mediante el abaratamiento de               los productos hechos con la máquina, por los nuevos sistemas de               transporte y la apertura de vías de comunicación, así como también,               mediante una política expansionista. El Reino Unido fue el primero               que llevó a cabo toda una serie de transformaciones que la colocaron               a la cabeza de todos los países del mundo. Los cambios en la agricultura,               en la población, en los transportes, en la tecnología y en las industrias,               favorecieron un desarrollo industrial. La industria textil algodonera               fue el sector líder de la industrialización y la base de la acumulación               de capital que abrirá paso, en una segunda fase, a la siderurgia               y al ferrocarril.
A               mediados del siglo XIX, la industria británica tenía sólidas bases               y con una doble expansión: las industrias de bienes de producción               y de bienes de consumo. Incluso se estimuló el crecimiento de la               minería del carbón y de la siderurgia con la construcción del ferrocarril.               Así, en Gran Bretaña se desarrolló de pleno el capitalismo industrial,               lo que explica su supremacía industrial hasta 1870 aproximadamente,               como también financiera y comercial desde mediados de siglo XIX               hasta la Primera Guerra Mundial (1914). En el resto de Europa y               en otras regiones como América del Norte o Japón, la industrialización               fue muy posterior y siguió pautas diferentes a la británica.
Unos               países tuvieron la industrialización entre 1850 y 1914: Francia,               Alemania y Bélgica. En 1850 apenas existe la fábrica moderna en               Europa continental, sólo en Bélgica hay un proceso de revolución               seguido al del Reino Unido. En la segunda mitad del siglo XIX se               fortalece en Turingia y Sajonia la industrialización de Alemania.
Otros               países siguieron un modelo de industrialización diferente y muy               tardía: Italia, Imperio Austrohúngaro, España o Rusia. La industrialización               de éstos se inició tímidamente en las últimas décadas del siglo               XIX, para terminar mucho después de 1914.
Etapas               de la Revolución Industrial
La               Revolución Industrial estuvo dividida en dos etapas: La primera               del año 1750 hasta 1840, y la segunda de 1880 hasta 1915 nuestros               tiempos. Todos estos cambios trajeron consigo consecuencias tales               como:

Demográficas.               - Traspaso de la población del campo a la ciudad (éxodo rural) -               Migraciones Internacionales - Crecimiento sostenido de la población               - Grandes diferencias entre los pueblos - Independencia económica              
Económicas.               - Producción en serie - Desarrollo del capitalismo - Aparición de               las grandes empresas - Intercambios desiguales
Sociales.               - Nace el proletariado - Nace la Cuestión Social
Ambientales.-               Deterioro del ambiente y degradación del paisaje - Explotación irracional               de la tierra
A               mediados del siglo XIX, en Inglaterra se realizaron una serie de               transformaciones que hoy conocemos como Revolución Industrial; dentro               de las cuales las más relevantes fueron:

a)               La aplicación de la ciencia y tecnología permitió el invento de               máquinas que mejoraban los procesos productivos.
b)               La despersonalización de las relaciones de trabajo: se pasa desde               el taller familiar a la fábrica.
c)               El uso de nuevas fuentes energéticas, como el carbón y el vapor.
d)               La revolución en el transporte: ferrocarriles y barco de vapor.
e)               El surgimiento del proletariado urbano.
El               porqué Inglaterra estaba en condiciones de iniciar este proceso               se debe a que hubo una serie de factores que lo favorecían; por               ejemplo, contaban con abundante mano de obra, con yacimientos de               carbón, tenía colonias en ultramar que le proveían de materia primas               y contaba con una gran red de vías fluviales que facilitaban el               transporte de mercaderías por el interior de su territorio. A ese               conjunto de factores se suman dos fenómenos paralelos: una revolución               agrícola y otra demográfica. La primera consistió en la aplicación               de nuevas tecnologías y formas de explotación de la tierra; desaparecieron               los pequeños propietarios y las tierras de uso común, a favor de               grandes latifundistas; se incrementó ostensiblemente la producción               de alimentos y también crecieron las rentas de los grandes propietarios               que invirtieron en el proceso de industrialización. La revolución               demográfica significó un aumento notorio y explosivo de la población,               fenómeno que nos sólo se desarrolló en Inglaterra. Las causas de               este incremento se relacionan con el aumento de la producción de               alimentos, el mejoramiento de las condiciones higiénicas de la población               y también se agregarán, más tarde, los avances en el campo de la               medicina, lo que permitió rebajar las tasas de mortalidad.
Impacto Social
La               industrialización que se originó en Inglaterra y luego se extendió               por toda Europa no sólo tuvo un gran impacto económico, sino que               además generó hondas transformaciones sociales.
Proletariado               urbano. Como consecuencia de la revolución agrícola y demográfica,               se produjo un éxodo masivo de campesinos hacia las ciudades; el               antiguo agricultor se convirtió en obrero industrial. La ciudad               industrial aumentó su población como consecuencia del crecimiento               natural de sus habitantes y por el arribo de este nuevo contingente               humano. La carencia de habitaciones fue el primer problema que sufrió               esta población marginada socialmente; debía vivir en espacios reducidos               sin las mínimas condiciones, comodidades y condiciones de higiene.               A ello se sumaban largas horas de trabajo, en las que participaban               hombres, mujeres y niños que carecían de toda protección legal frente               a los dueños de las fábricas o centros de producción. Este conjunto               de males que afectaba al proletariado urbano se llamó la Cuestión               Social, haciendo alusión a las insuficiencias materiales y espirituales               que les afectaban.
Burguesía               Industrial. Como contraste al proletariado industrial, se fortaleció               el poder económico y social de los grandes empresarios, afianzando               de este modo el sistema económico capitalista, caracterizado por               la propiedad privada de los medios de producción y la regularización               de los precios por el mercado, de acuerdo por la oferta y la demanda.               En este escenario, la burguesía desplaza definitivamente a la aristocracia               terrateniente y su situación de privilegio social se basó fundamentalmente               en la fortuna y no en el origen o la sangre. Avalados por una doctrina               que defendía la libertada económica (liberalismo económico), los               empresarios obtenían grandes riquezas, no sólo vendiendo y compitiendo,               sino que además pagando bajos precios por la fuerza de trabajo aportada               por los obreros.

Las               propuestas para solucionar el problema social. Frente a la situación               de pobreza y precariedad de los obreros, surgieron críticas y fórmulas               para tratar de darles solución; por ejemplo, los socialismo utópico,               que aspiraban a crear una sociedad ideal, justa y libre de todo               tipo de problemas sociales. Otra propuesta fue el socialismo científico               de Carlos Marx, que proponía la revolución y la abolición de la               propiedad privada (marxismo); también la Iglesia católica, a través               del Papa León XIII, dio a conocer la Encíclica Rerum Novarum (1.891), la que               condenaba los abusos y le exigía a los estados la obligación de               proteger a lo más débiles. A continuación un fragmento de esta encíclica:               “(...) Si el obrero presta a otros sus fuerzas a su industria, las               presta con el fin de alcanzar lo necesario para vivir y sustentarse               y por todo esto con el trabajo que de su parte pone, adquiere el               derecho verdadero y perfecto, no solo para exigir un salario, sino               para hacer de este el uso que quisiere (...)”. Estos elementos fueron               decisivos para el surgimiento de los movimientos reivindicativos               de los derechos de los trabajadores.
La               revolución industrial generó cambios fundamentales en la sociedad               británica del siglo XVIII, y posteriormente se extendió a los otros               países europeos.
En               Gran Bretaña, la población creció ampliamente. Pasó de 9 millones               en 1780 a 21 millones en 1850. Mientras que la población europea               pasó de 188 millones a 266 millones en 1850.
Principios fundamentales               de la industria
Uno               de los principios fundamentales de la industria moderna es que nunca               considera a los procesos de producción como definitivos o acabados.               Su base técnico-científica es revolucionaria, generando así, el               problema de la obsolescencia tecnológica en períodos cada vez más               breves. Desde esta perspectiva puede afirmarse que todas las formas               de producción anteriores a la industria moderna (artesanía y manufactura)               fueron esencialmente conservadoras. Sin embargo, esta característica               de obsolescencia e innovación no se circunscribe a la ciencia y               la tecnología, sino debe ampliarse a toda la estructura económica               de las sociedades modernas. En este contexto la innovación es, por               definición, negación, destrucción, cambio, la transformación es               la esencia permanente de la modernidad.
El               desarrollo de nuevas tecnologías, como ciencias aplicadas, en un               receptivo clima social, es el momento y el sitio para una revolución               industrial de innovaciones en cadena, como un proceso acumulativo               de tecnología, que crea bienes y servicios, mejorando el nivel y               la calidad de vida. Son básicos un capitalismo incipiente, un sistema               educativo y espíritu emprendedor. La no adecuación o correspondencia               entre unos y otros crea desequilibrios o injusticias. Parece ser               que este desequilibrio en los procesos de industrialización, siempre               socialmente muy inestables, es en la práctica inevitable, pero mensurable               para poder construir modelos mejorados.

Independencia de los Estados               Unidos de Norteamérica
Estados               Unidos de América (United States               of America) es un país de América del Norte conformado por               50 estados y un distrito federal. También tiene varios territorios               dependientes ubicados en las Antillas y en Oceanía. Su forma de               gobierno es la de una república presidencialista y federal.

Cuarenta               y ocho de los estados están en la región entre Canadá y México.               A estos estados se les llama, más o menos formalmente, los Estados               Unidos continentales o contiguos y, en ocasiones, los 48 inferiores.               Alaska está en la zona noroeste de América del Norte, separada de               los otros estados por el territorio canadiense de Columbia Británica.               El archipiélago de Hawai, el estado               número 50, se ubica en el Océano Pacífico. La capital federal, Washington,               se sitúa en el Distrito de Columbia, entre los estados de Maryland               al norte y Virginia al sur.
Nombre
El               nombre Estados Unidos de América fue propuesto por Thomas Paine               y fue usado oficialmente por primera vez en la Declaración de Independencia,               adoptada el 4 de julio de 1776. Se suele decir de forma abreviada               Estados Unidos. En español, es Es aceptable               el empleo de Norteamérica como forma abreviada del nombre de este               país, aunque no se aconseja debido a que hay otras naciones que               comparten el subcontinente norteamericano. De modo análogo, tampoco               es aconsejable emplear América para referirse en exclusiva a los               Estados Unidos, aun cuando sea costumbre extendida muy entre los               anglófonos emplear el nombre del continente como forma abreviada               del nombre de la nación. Al escribir, se suele utilizar la abreviatura               EE. UU. (obligatoriamente con espacio intermedio y puntos por ser               una abreviatura y no una sigla) y, en menor medida, la sigla EUA.               En español es incorrecto, aunque frecuente, el uso de la sigla inglesa               USA.[1]
Fundación
La               fecha oficial de la fundación de los Estados Unidos es el 4 de julio               de 1776, cuando el Segundo Congreso Continental, representando a               las 13 colonias británicas secesionistas, firmó la Declaración de               Independencia. Sin embargo, la estructura del gobierno tuvo un gran               cambio en 1788 cuando los Artículos de la Confederación fueron sustituidos               por la Constitución de los Estados Unidos. La fecha en la que cada               estado adoptó la Constitución se tiende a tomar como la fecha en               que el estado se hizo parte de la Unión.
La               Guerra Civil (1861-1865)
 Estados Unidos en 1861.
   Estados de la Unión que permitían la Esclavitud.
   Estados que cedieron a la política esclavista antes del               15 de Abril de 1861.
   Estados que cedieron a la política esclavista después               del 15 de Abril de 1861.
   Estados de la Unión que castigaban la Esclavitud.


   Territorios.
Conforme               la nación ganaba nuevos territorios, esta se dividía sobre el asunto               de esclavitud. Los estados del norte del país se oponían a la esclavitud               de los afroamericanos y en muchos de ellos ya había sido abolida.               Los estados del sur del país decían necesitar esclavos. La economía               del norte creció industrialmente, mientras la del sur crecía sobre               una base agrícola. A raíz de esta división de economía y políticas               los estados del sur decidieron crear una nueva e independiente nación,               propiciando el inicio de la guerra por parte de los estados del               norte quienes no reconocieron el derecho de secesión. Después de               la Guerra Civil entre los Estados Confederados (sur) y la Unión               (norte), la esclavitud fue abolida en todo el territorio estadounidense.

Siglo               XX
Después               de 1898, tras la Guerra Hispano-Estadounidense Estados Unidos fue               adquiriendo paulatinamente una cada vez mayor influencia en el mundo.               Tras la Primera Guerra Mundial, y luego la segunda, la influencia               estadounidense en aspectos tales como la economía, la ciencia, tecnología,               y la cultura creció a nuevos niveles. A causa de la guerra fría               y el enfrentamiento político, ideológico y social que produjo, el               papel de los asuntos militares e internacionales creció en la política               de esa época. También en esa época tuvieron lugar eventos importantes,               como el Movimiento por Derechos Civiles en los años 1950 y 60, y               el aterrizaje de Apollo 11 en la Luna               en 1969.

Siglo               XXI
Con               el desplome de la Unión Soviética en 1991, los Estados Unidos se               encontraron en la única superpotencia del mundo. Los Atentados del               11 de septiembre de 2001 quebraron todas esperanzas por un nuevo               milenio apacible, y fueron la justificación por la invasión de Afganistán               de 2001 y la Guerra contra el terrorismo. La amenaza del terrorismo               ha llegado a ser una gran fuerza en la política del país, y en 2003,               formó en gran parte la justificación por la Invasión de Iraq. El               asunto dominante de la política actual sigue siendo la lucha entre               las necesidades por la seguridad nacional y el mantenimiento del               espionaje interno en la población a través de la controvertida ley               "Patriot Act".

Gobierno y política
Estados               Unidos es una república constitucional, presidencial y federal.               Su gobierno tiene unos poderes limitados enumerados en la Constitución               de los Estados Unidos. Su forma de gobierno es conocida como democracia               presidencialista porque hay un presidente. La elección del presidente               es indirecta a través de compromisarios o grandes electores.

Los               poderes del presidente alcanzan no sólo la jefatura del Estado,               sino también el poder ejecutivo y la capacidad de veto de algunas               decisiones del poder legislativo. Hay tres niveles del gobierno:               el nivel federal, el nivel estatal, y el nivel local. Los líderes               de estas administraciones territoriales son elegidos por votantes               por sufragio universal o designados por otros oficiales elegidos.               Casi todos los oficios se deciden por una pluralidad de votos para               un candidato. Los candidatos ganan las elecciones, no los partidos               políticos, cuya influencia y organización es menor que en otros               sistemas democráticos como los de Europa. Todos los estadounidenses               tienen derecho al voto a partir de los 18 años, sin consideración               de raza, sexo o condición económica. Existen límites en el derecho               de voto para quienes están en prisión por cometer crímenes que lleven               aparejada como pena accesoria la restricción del voto; en algunos               estados la legislación penal y penitenciaria restringe el derecho               de voto aún a pesar de haber cumplido la condena y los residentes               de las dependencias y del distrito federal están representados sólo               con un delegado al Congreso que no vota. Para ejercer el derecho               a voto hay que inscribirse en un registro de votantes.

El               país está integrado por 50 estados autónomos en su régimen interno.               Los principales partidos políticos son el Partido Republicano y               el Partido Demócrata, que dominan la escena política por lo que               algunos consideran el sistema de este país como una democracia bipartidista.               Otros partidos de menor importancia son el Partido de la Reforma               y el Partido Verde. Sin embargo prácticamente no tienen representatividad               en virtud de que el partido Demócrata y el Republicano tienen más               del 95% de la representación territorial.
Economía
La               economía de los Estados Unidos es la más poderosa del mundo. Se               organiza de forma principalmente capitalista, con muy poco control               gubernamental en las industrias. También hay programas de asistencia               social desde el siglo XVIII, aunque muy poco presentes en relación               con otros países.
Estados               Unidos tiene ricos recursos minerales con extensos yacimientos de               oro, petróleo, carbón, y uranio. Las industrias agrícolas son los               principales productores del país de maíz, trigo, azúcar, y tabaco,               entre otros productores. El sector manufacturero produce, entre               otras cosas, automóviles, aviones, armamento y electrónicos. La               industria más grande es ahora el sector servicios en cual trabajan               unos tres cuartos de los residentes. La actividad económica varía               bastante en las diferentes regiones del país.
Varios               países han enlazado su moneda con el dólar estadounidense (como               la República Popular China), y otros lo han adoptado como su propia               moneda, como Panamá, Ecuador y El Salvador, por ejemplo, lo cual               ha fortalecido a una economía que actualmente es cada vez más vulnerable.
El               socio principal de comercio de los Estados Unidos es Canadá (20%),               seguido por México (12%), China (continental 10%, Hong Kong 1%),               y Japón (8%). Más del cincuenta por ciento de todo el comercio estadounidense               es con estos cinco países. En 2003, los Estados Unidos figuraron               como el tercero de los destinos turísticos más visitados; sus 40,4               millones de visitantes son menos que los 75 millones de Francia               y los 52,5 millones de España.
Independencia de México
El               proceso de la independencia de México fue uno de los más largos               de América Latina. La Nueva España permaneció bajo el control de               la Corona por unos tres siglos. Sin embargo, a finales del siglo               XVIII, ciertos cambios en la estructura social, económica y política               de la colonia llevaron a una élite ilustrada de novohispanos a reflexionar               acerca de su relación con España. Sin subestimar la influencia de               la Ilustración, la Revolución Francesa ni la independencia de Estados               Unidos, el hecho que llevó a la élite criolla a comenzar el movimiento               emancipador fue la ocupación francesa de España, en 1808. Hay que               recordar que en ese año, Carlos IV y Fernando VII abdicaron sucesivamente               en favor de José Bonaparte, de modo que España quedó como una especie               de protectorado francés.
En               las colonias españolas en América, se formaron varias juntas que               tenían como propósito conservar la soberanía hasta que regresara               el rey Fernando VII al trono. Nueva España no fue la excepción (encabezados               por Francisco Primo de Verdad y Ramos), la diferencia es que el               primer intento de este tipo concluyó con la destitución del virrey               y la sujeción del Ayuntamiento de México a la autoridad directa               de la nueva cabeza de la colonia (que a diferencia de Iturrigaray,               no simpatizaba con la Junta). Tal situación llevó a los criollos               a radicalizar su posición. Finalmente, el núcleo donde hubo de comenzar               la guerra por la independencia fue Dolores, Guanajuato, luego que               la conspiración de Querétaro fue descubierta. Aunque aquél 16 de               septiembre de 1810 el cura Miguel Hidalgo y Costilla se lanzó a               la guerra apoyado por una tropa de indígenas y campesinos, bajo               el grito de "Viva la Virgen de Guadalupe, muerte al mal gobierno               abajo los gachupines", finalmente la revolución le llevó por               otro camino y se convirtió en lo que fue: una guerra independentista.
El               conflicto duró once años y distaba mucho de ser un movimiento homogéneo.               Como se ha dicho, al principio reivindicaba la soberanía de Fernando               VII sobre España y sus colonias, pero con el paso del tiempo adquirió               matices republicanos. En 1813, el Congreso de Chilpancingo (protegido               por el generalísimo José María Morelos y Pavón) declaró constitucionalmente               la independencia de la América Mexicana. La derrota de Morelos en               1815 redujo el movimiento a una guerra de guerrillas. Hacia 1820,               sólo quedaban algunos núcleos rebeldes, sobre todo en la sierra               Madre del Sur y en Veracruz. Por esas fechas, Agustín de Iturbide               pactó alianzas con casi todas las facciones (incluyendo al gobierno               virreinal) y de esta suerte se consumó la independencia el 27 de               septiembre de 1821. España no la reconoció formalmente hasta diciembre               de 1836 y de hecho intentó reconquistar México, sin éxito.
La               ex colonia española pasó a ser una efímera monarquía constitucional               católica llamada Imperio Mexicano. Finalmente fue disuelto en 1823,               cuando luego de varios enfrentamientos internos y la separación               de Centroamérica, se convirtió en una república federal.
Situación               económica y social del virreinato de Nueva España  [editar]
Una               representación de mestizos en una "Pintura de Castas"               de la era colonial. "De español e india produce mestizo".               Los mestizos eran un grupo marginado pero amplio en la vida colonial.El               pilar de cuando se empezó la economía colonial de Nueva España era               la explotación de esclavos. Durante la segunda mitad del siglo XVIII               la producción minera vivió una de sus mejores épocas. La producción               de oro y plata (los dos metales más importantes para la minería               novohispana) se triplicó en el período de 1740-1803 (Villoro, 1989:               594). Asociados a esta importante actividad, existía un complejo               de ramos económicos que de una u otra manera se vieron beneficiados               por el auge minero. Por ejemplo, los grupos de comerciantes que               controlaban el tráfico entre la colonia y España; o bien, los dueños               de las comarcas agrícolas que abastecían a los principales centros               mineros o comerciales en todo el país (el valle de Puebla, asociado               a la ciudad de México, o el Bajío, vinculado a las minas de Zacatecas               y Guanajuato).
Sin               embargo, con las Reforma borbónica, puestas en marcha desde la metrópoli,               se fueron desarrollando nuevas ramas económicas en Nueva España.               Aunque en general, las reformas representaron un cierto aliento               de cambio a los casi tres siglos de continuidad en el sistema colonial,               el beneficio para los diversos grupos de la sociedad novohispana               no fue igual. Las clases bajas no vieron grandes variaciones en               su situación subordinada. Pero quienes vieron profundamente afectados               sus intereses fueron las familias vinculadas con el comercio exterior.               Por aquella época, el comercio entre Nueva España y la metrópoli               se realizaba exclusivamente por medio del puerto de Veracruz. Esta               es la razón de que los comerciantes de esa ciudad tuvieran tan grande               influencia en la política y la economía de la colonia.
Pero               con la declaratoria de libre comercio entre las colonias y la abolición               del monopolio veracruzano, crecieron en poder y número las cámaras               de comerciantes en otros puertos de Nueva España. Este fue uno de               los factores que contribuyeron al auge minero de finales del siglo               XVIII. Puesto que las familias de comerciantes habían visto amenazadas               sus inversiones e intereses, trasladaron buena parte de su capital               a la industria minera. Los espacios vacantes fueron ocupados en               muchas ocasiones por los americanos. Los criollos de las colonias               españolas ocupaban una posición inferior con respecto a los peninsulares               (designados en el habla mexicana como gachupines) en la estructura               de la sociedad virreinal. Sin embargo, no eran un grupo del todo               despojado de importancia específica: por ejemplo, en Guanajuato               las minas más importantes de la región se encontraban en manos de               familias criollas. Por otro lado, la apertura derivada de las reformas               borbónicas de finales del siglo XVIII, propició el crecimiento de               una pequeña clase media de extracción americana.
Conspiración de Querétaro                 
Mapa               de la campaña militar de Hidalgo (1810-1811)Toda vez que la Junta               de México fue desmantelada en el año de 1808 por la Real Audiencia               de México, la élite letrada criolla, que encabezaba el movimiento               soberanista en la Nueva España, no tuvo otro remedio que pasar a               la clandestinidad. En no pocas ciudades se formaron grupos conspiradores               que, sin embargo, fueron descubiertos y denunciados ante las autoridades               del Virreinato. A su vez, el Virreinato había endurecido su política               contra los grupos que fueran encontrados culpables de sedición.               Ejemplo de lo anterior fue lo ocurrido con la conjura de Valladolid               (hoy Morelia), cuyos líderes fueron presos también en septiembre,               pero de 1809. Los conspiradores vallisoletanos pudieron, no obstante,               establecer redes con otras ciudades del Bajío, donde finalmente               se desencadenaría la guerra popular por la independencia de la Nueva               España.

Una               de estas ciudades fue Querétaro. Ahí se había formado un grupo de               letrados, pequeños comerciantes y militares del ejército colonial,               que pretextando reuniones literarias, se reunía en una academia               de la población. Este grupo es conocido en la historia de México               como conspiradores de Querétaro. Entre sus miembros se encontraban               el cura Miguel Hidalgo y Costilla, el militar Ignacio Allende, el               pequeño industrial Juan Aldama, el corregidor de la ciudad José               Miguel Domínguez y su esposa Josefa Ortiz de Domínguez.
La               Conspiración de Querétaro fue descubierta en septiembre de 1810.               Los conspiradores tuvieron tiempo de prevenirse ante la intervención               de las autoridades virreinales en la ciudad de Querétaro. Josefa               Ortiz de Domínguez alcanzó a dar aviso a Juan Aldama del peligro               en que se encontraba el movimiento independentista, al encontrarse               las tropas realistas en Querétaro. A su vez, Aldama se puso en camino               a Dolores, para poner al tanto de la situación al cura Hidalgo.               Apremiado por la situación, Hidalgo convocó al pueblo de Dolores,               tañendo la campaña de la parroquia local. Acudieron las personas,               aún cuando era de madrugada, y ante ellos, Hidalgo lanzó el Grito               de Dolores, con el que se suele marcar el inicio de la Independencia               de México.

 Campaña               militar.               En la madrugada del 16 de septiembre de 1810, al grito de ¡Muerte               a los gachupines! ¡Muerte al mal gobierno! ¡Viva Fernando VII!,               Hidalgo se dirigió al presidio de Dolores, acompañado de un puñado               de campesinos mal armados y peor preparados para la milicia. Puso               en libertad a los presos y armó a su ejército con los escasos pertrechos               disponibles en la armería local. Contaba además, con los refuerzos               que pudieran proveerle Allende y Mariano Abasolo,               oficiales del ejército. Acompañado de esta tropa cuya magnitud se               desconoce, se dirigió primero a Atotonilco               el Grande, donde tomó el estandarte de la Virgen de Guadalupe, que               es considerada la primera bandera mexicana. Ahí nuevamente arengó               a su tropa, con el grito de ¡Viva la Virgen de Guadalupe y mueran               los gachupines!; y prosiguió hacia San Miguel el Grande donde llegaron               a reforzarlo Abasolo y Allende.

A               su salida de San Miguel el Grande, la tropa insurgente seguía siendo               mayoritariamente campesina. A su paso por las poblaciones del oriente               de Guanajuato se sumaban a él nuevos miembros. Pero la mayor parte               de los criollos no veían con buenos ojos el levantamiento de los               conspiradores de Querétaro. Incluso el mismo Ignacio Allende comenzaba               a ver con recelo a Hidalgo, a quién más tarde acusaría de haberse               dejado llevar por la gleba. Así las cosas, el Ejército Insurgente               salió rumbo a Celaya, donde obtendría su primera victoria importante               el 20 de septiembre de 1810. Enarbolando un retrato de Fernando               VII, la tropa tomó la ciudad y la saqueó. En esa población, Miguel               Hidalgo fue proclamado Generalísimo de América, quedando al mando               del ejército por encima de Allende, que sin duda era más hábil en               lo que se refiere a táctica militar. De Celaya, los insurgentes               salieron con rumbo noroeste y en su camino se apoderaron de Salamanca,               Irapuato y Silao. Llegaron a Guanajuato               el 29 de septiembre.


Vista               de Guanajuato. Al centro, la alhóndiga de GranaditasEl               intendente Riaño se parapetó en la Alhóndiga de Granaditas, uno               de los edificios más fuertes y gruesos de la ciudad, creyendo que               en ella estaría a salvo. Sin embargo, siendo superados en número               por los atacantes y muerto el intendente, los españoles tuvieron               que capitular. [3] Al tomar la alhóndiga, el ejército insurgente               asesinó unos doscientos soldados y ciento cincuenta más que se hallaban               refugiados en el edificio (De la Torre, 982).
La               ocupación de la ciudad de Guanajuato, por parte de los insurgentes,               fue el inicio de una serie de victorias que los llevó a ocupar ciudades               tan importantes como Valladolid (hoy Morelia), Toluca y llegar a               la antesala poniente de la ciudad de México: la Sierra de las Cruces.               En ese sitio el ejército de Hidalgo propinó una de las peores derrotas               a los realistas, pero por razones que son desconocidas, el generalísimo               decidió volver a la capital de Michoacán.
A               su regreso a la capital michoacana, los insurgentes fueron atacados               por el ejército español, al mando de Félix María Calleja del Rey,               en Aculco. La Batalla de Aculco               dejó bien claro que los insurgentes no estaban en condiciones para               hacer frente al ejército español. Las deserciones fueron cuantiosas               y fueron capturados unos seiscientos elementos del Ejército Insurgente,               armamento de los rebeldes y otras pertenencias. Teniendo en cuenta               la situación, los insurgentes se dividieron y el grueso de las tropas               se volvió -con Allende a la cabeza- rumbo a Guanajuato; mientras               apenas un puñado regresó con Hidalgo a Valladolid. Hidalgo pudo               obtener apoyo financiero de la Iglesia y la adhesión de varios centenares               de jinetes e infantes; no corrió la misma suerte Allende, que tuvo               que abandonar Guanajuato con rumbo al norte para reunirse con Abasolo               y Aldama en San Luis Potosí.
A               estas alturas, los simpatizantes de los insurgentes ocupaban otras               ciudades en todo el territorio de Nueva España. Rafael Iriarte controlaba               León, Aguascalientes y Zacatecas. Luis de Herrera y Juan de Villerías               ocupaban San Luis Potosí. En Toluca y Zitácuaro               estaba Benedicto López. José María Morelos ya había unido a los               calentanos de Michoacán y México a la guerra; mientras que Miguel               Sánchez y Julián Villagrán controlaban el Valle del Mezquital, en               el norte de la intendencia de México. Guadalajara fue tomada por               José Antonio Torres el 11 de noviembre de 1810, luego de haber ocupado               el sur de Jalisco y la región de Colima. Las provincias norteñas               como Texas, Coahuila y Nuevo León también se habían sumado a la               causa insurgente.
Mural               en la alhóndiga de Granaditas. Representa la cabeza de Hidalgo en               una jaulaHabiendo abandonado los insurgentes las principales               plazas tomadas apenas unos días después del inicio de la guerra;               éstas fueron recuperadas por el ejército virreinal. Esto ocurrió               entre noviembre de 1810 y los primeros meses de 1811. El 17 de enero               de 1811, los insurgentes sufrieron una escandalosa derrota, nuevamente               a manos de Calleja, en la Batalla del Puente de Calderón, que los               obligó a huir hacia Zacatecas. Sin encontrar apoyo en esa ciudad,               los jefes insurgentes tuvieron que dirigirse hacia el norte, buscando               el apoyo de las provincias septentrionales de la Nueva España.
Engañados               por supuestos aliados, se dirigieron rumbo a Monclova, aunque no               sabían que esta población era el núcleo de un movimiento contrainsurgente.               En Monclova se reunirían con José Mariano Jiménez, quien les brindaría               apoyo para pasar a Estados Unidos. Los remanentes del Ejército Insurgente,               a su paso por Saltillo, fueron puestos al mando de Ignacio López               Rayón, quien partió rumbo al sur para refugiarse en las montañas               de Michoacán. Finalmente, en Acatita               de Baján, cerca de Monclova, los insurgentes               fueron capturados por Ignacio Elizondo el 21 de marzo de 1811. Fueron               conducidos a Chihuahua, donde los realistas fusilaron a veintidós               miembros de la tropa rebelde, entre ellos Aldama, Allende, Jiménez               (26 de junio), Hidalgo (30 de julio); mientras que Abasolo               fue exiliado a España, donde murió en prisión en 1816. Las cabezas               de estos cuatro personajes fueron colgadas en las cuatro esquinas               de la alhóndiga de Granaditas.
Morelos y el Congreso de               Chilpancingo 
 De               Carácuaro a Chilpancingo               
Campaña               de Morelos.Al igual que López Rayón, José María Morelos y Pavón               no era novato en las acciones bélicas de los insurgentes. Como el               jefe de la Junta de Zitácuaro, Morelos               también había tenido actividad casi desde el principio de la guerra               de independencia, especialmente en la región de Tierra Caliente               de Michoacán y México [6]. Aunque es común señalar que recibió el               mando de los insurgentes luego de la captura de Hidalgo, Allende               y Aldama; Morelos era en realidad un jefe militar regional, supeditado               a la autoridad de la Junta de Zitácuaro.               Era, por lo tanto, un subordinado de López Rayón. Sin embargo, sí               es posible decir que Hidalgo y Morelos si se conocieron, aunque               sólo se entrevistaron una vez en toda su vida en el pueblo de Charo,               hasta donde Morelos tuvo que seguir a Hidalgo, ante su negativa               de recibirlo, desde Indaparapeo.
La               campaña de Morelos inició en Carácuaro,               un pueblo calentano de Michoacán. Ernesto Lemoine               divide su campaña en dos partes, cuyo parteaguas               es el desastre de Valladolid, donde fue estrepitosamente derrotado               por el ejército realista. Antes de ese episodio, acontecido en 1813,               Morelos había ganado prestigio como estratega militar (aunque no               tenía ninguna formación como soldado). Pero luego de su derrota               en la tierra donde nació, Morelos y su ejército fueron dando un               traspié tras otro, hasta que finalmente la mayor parte de los jefes               de su ejército, o bien fueron muertos en combate, o bien fueron               presos y fusilados por las tropas virreinales.
Habiendo               levantado en armas a Carácuaro, Morelos               se internó en la depresión del Balsas y la sierra Madre del Sur,               donde uno tras otro fue sumando Zacatula,               Petatlán y Tecpan               a la lucha contra las autoridades virreinales. En mayo de 1811,               el ejército de Morelos --en el que se hallaban incluidos los cuatro               hermanos Galeana (el más conocido de ellos es Hermenegildo) su tropa               de negros costeños-- tomó Chilpancingo, Tixtla, Taxco.
 Juan N. Almonte. Fue hijo del cura Morelos, y               jefe de Los Emulantes, en donde era               compañero de Narciso Mendoza. Por azares del destino, cuando adulto               formó parte del bando que combatió a Benito Juárez durante la Guerra               de Reforma, y de la comisión que entregó el gobierno de México a               Maximiliano de Habsburgo.Luego de haber               penetrado en el territorio de la intendencia de Puebla, donde venció               a los realistas en Chiautla, el cura               de Carácuaro dividió su ejército en tres columnas. Una, al               frente de Nicolás Bravo, avanzó a Oaxaca. En su camino hacia el               sureste, Bravo tomó Acatlán y Huajuapan.               Otro brazo, al mando de Hermenegildo Galeana volvió a Taxco. El               tercer grupo insurgente, encabezado personalmente por Morelos, se               encaminó hacia el valle de Puebla-Tlaxcala. Tomó Izúcar,               donde sumó a Mariano Matamoros, cura por más señas, y al hijo de               éste. Morelos finalmente no avanzó hacia Puebla de los Ángeles,               pero siguiendo al occidente, el 24 de diciembre de 1811 conquistó               la villa de Cuautla para la causa insurgente.
En               febrero de 1812, Félix María Calleja --la mejor espada de Nueva               España, como le habían apodado merced a sus múltiples victorias               frente a los insurgentes-- fue comisionado por el virrey Vanegas               para que terminara de una vez por todas con el ejército de Morelos.               Desde luego que Calleja esperaba vencer con facilidad a los insurgentes,               sobre todo estando en ventaja numérica y siendo los rebeldes un               puñado de guerrilleros sin instrucción militar --o al menos, esto               era lo que pensaba el futuro virrey de la Nueva España--. Así las               cosas, inició en sitio de Cuautla; misma suerte que en la Mixteca               poblana estaba padeciendo Izúcar. Para               este tiempo, López Rayón y la Junta ya habían sido arrojados de               Zitácuaro.

Luego               de setenta y dos días de combate, ambos bandos fueron incapaces               de vencer. Los realistas habían fracasado también en el intento               de recuperar Izúcar, y el 2 de marzo,               los pudieron romper el sitio, evacuando Cuautla para evitar una               masacre de civiles. En la defensa final de esa plaza de lo que actualmente               es el estado de Morelos participaron también los propios habitantes               de la villa, destacándose un grupo de niños llamados Los Emulantes.               Este batallón infantil insurgente fue encabezado por el hijo natural               del cura Morelos, Juan Nepomuceno Almonte, y formaba parte del él               Narciso Mendoza, mejor conocido en la historia de México como el               Niño Artillero. Habiendo desalojado Cuautla, los insurgentes se               dispersaron hacia el oriente, rumbo a Izúcar y Chiautla.
Acosados               por el ejército español, los insurgentes se trasladaron hacia el               oriente de Puebla, tomaron la villa de Orizaba, y se enfrentaton               al ejército virreinal en las cumbres de Acultzingo,               en el límite de Puebla y Veracruz. Nuevamente, el enfrentamiento               no dejó un vencedor claro, y como en Cuautla e Izúcar,               los insurgentes tuvieron que desplazarse, en esta ocasión hacia               el sur. Luego de capturar Tehuacán, Morelos y su ejército ocuparon               la ciudad de Oaxaca, donde instituyó un gobierno autónomo. El gobierno               insurgente de la ciudad de Oaxaca duró de 1812 a 1814, cuando fue               recuperada la población por el ejército realista. Más allá de representar               la primera y única vez en que Morelos fue capaz de tomar el control               de una ciudad importante, fue Oaxaca el sitio donde Morelos se delindó               finalmente de la tesis fernandista de la Junta de Zitácuaro               (ya establecida y moribunda en Sultepec). En Oaxaca, Morelos convoca               a la formación de un Congreso Nacional con representantes electos               por voto popular. La cita sería en Chilpancingo.
Con               el propósito de llegar a Chilpancingo para el Congreso Nacional,               el ejército de Morelos se dirige hacia la Costa Grande, y finalmente               rinde el castillo de San Diego de Acapulco, en agosto de 1813. De               esta suerte, la comunicación marítima con Filipinas por el océano               Pacífico quedó bajo control de los insurgentes.
 Congreso               de Chilpancingo  
José               María Morelos. Rechazó los títulos de Su Alteza y Generalísimo,               concedidos por el Congreso de Chilpancingo. En cambio, se hizo llamar               Siervo de la Nación.Las múltiples victorias del ejército de Morelos habían               dado al cura de Carácuaro un prestigio               del que carecía López Rayón y sus deslucidos enfrentamientos contra               los españoles en Valladolid y Zitácuaro,               de donde fue expulsado con la Junta en 1812. En cambio, hacia mediados               de 1813, Morelos dominaba gran parte del sur de las intendencias               de México, Puebla y Oaxaca. Gracias a esa autoridad militar, Morelos               pudo dar un giro radical al planteamiento político de la revolución               independentista. Para ello, se apoyó en numerosos personajes que               participaron en el Congreso de Chilpancingo convocado por él en               junio de 1813; congreso que se llevó a cabo en septiembre de ese               mismo año, luego de la captura de Acapulco.
La consumación de la independencia. 
El               24 de febrero de 1821, con el respaldo de Guerrero, Iturbide firmó               un documento en que invitaba a todos los habitantes de la Nueva               España a olvidar sus divisiones y a unirse para alcanzar la independencia.               A este documento se le llamó Plan de Iguala o de las Tres Garantías.
Al               ejército de Iturbide se le unieron fuerzas rebeldes de todas partes               de México. El 24 de agosto de 1821, El Virrey Juan O'Donojú               e Iturbide firmaron el Tratado de Córdoba, que reconoce a México               como una nación independiente bajo los términos del Plan de Iguala.               Iturbide incluyó un artículo en el tratado que daba la posibilidad               de que el congreso Mexicano podía escoger a un rey criollo si ningún               miembro de la realeza europea aceptaba el trono de México. Este               artículo permitió que Iturbide tomara el trono Mexicano poco después.
El               virrey Juan O'Donojú convenció al General Novella               a desalojar al Ejército Real entre el 13 y el 22 de Septiembre de               1821. El 27 de septiembre de 1821 entró Iturbide triunfante a la               Ciudad de México al frente del Ejército Garantes, todo el país celebró               la consumación de la Independencia.
El               primer acto de la Junta Provisional de Gobierno integrada por 34               personas incluido Juan O'Donojú, consistió en decretar el Acta de Independencia               del Imperio Mexicano el 28 de Septiembre de 1821.
El               3 de Octubre de 1821, la Capitanía General de Guatemala (formada               por Chiapas, Guatemala, El Salvador, Nicaragua, Costa Rica y Honduras)               declaró su independencia e incorporación al Imperio Mexicano.
El               18 de Mayo de 1822 un grupo de soldados salieron a las calles a               gritar victores en favor de Agustin               de Iturbide para que aceptara el trono de México. Al día siguiente               el 19 de Mayo de 1822 el Congreso Soberano nombró a Iturbide Emperador               por 77 votos a favor y 15 en contra. El 21 de Mayo de 1822 fue publicado               el decreto que oficializaba la dominación. La coronación de Agustin               I Primer Emperador Constitucional de México se llevó a cabo el 21               de Julio de 1822. El naciente Imperio Mexicano abarcaba más de 5               millones de Km2, desde el actual Estado de California hasta el Istmo               de Panamá.
La Constitución de 1857
Fue               una constitución liberal escrita en México durante la presidencia               de Ignacio Comonfort. Fue promulgada el 5 de febrero de 1857 y estableció               políticas liberales tales como: libertad de expresión, libertad               de conciencia, libertad de asamblea y la libertad de levantarse               en armas. Garantizó libertades básicas civiles a los mexicanos;               reafirmó la abolición de la esclavitud; eliminó la prisión de deudor;               separó la educación de la religión; y disminuyó el poder de la iglesia               católica. Eliminó todas las formas de castigo cruel e inusual, incluyendo               la pena de muerte. Eliminó todas las alcabalas en México. Prohibió               los títulos de nobleza, honores hereditarios y monopolios. También               dictó que cualquier esclavo que pisara territorio mexicano sería               liberado. Esto hizo que México fuera un paraíso para los afroamericanos               que escapaban de la esclavitud en los Estados Unidos.
Esta               constitución junto con el Plan de Ayutla               y otras reformas liberales polarizaron la sociedad mexicana y la               llevaron a la Guerra de Reforma.
El               5 de febrero de 1903 en protesta contra el régimen de Porfirio Díaz               un grupo de liberales colocó en el balcón de las oficinas del periódico               El hijo de El Ahuizote un gran crespo negro en señal de luto y la               leyenda "La Constitución ha muerto", haciendo referencia               a la promulgada en 1857. Este acontecimiento fue un antecedente               de la revolución armada de 1910, que derrocó a Díaz y terminaría               con la promulgación de la Constitución Política de los Estados Unidos               Mexicanos en 1917 durante el gobierno de Venustiano Carranza.
Guerra de Reforma
México               - Historia
Cronología              
Época               Precolombina

Etapa               Lítica
Aridoamérica
Oasisamérica
Mesoamérica


Conquista              
Virreinato               de Nueva España
Independencia               de México
(1810-1821)              
México               Independiente
Siglo               XIX
Primer               Imperio Mexicano (1821-1823)
Independencia               de Texas (1835-1836)
Primera               Intervención Francesa(1839)
Intervención               Estadounidense (1847-1848)
Revolución               de Ayutla (1854-1855)
Leyes               de Reforma (1855-1857)
Guerra               de Reforma (1857-1861)
Segunda               Intervención Francesa (1861-1867)
Segundo               Imperio Mexicano (1864-1867)
República               Restaurada (1864-1867)

Porfiriato               (1876-1910)
Revolución               Mexicana (1910-1924)
Maximato               (1924-1934)
Cardenismo               (1934-1940)
México               moderno
(1940-a               la fecha)
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Historia               económica de México (1940-2006)
Historia               social de México (1940-2006)


La               Guerra de Reforma de México o también conocida como La Guerra de               los Tres Años, transcurrió desde el 17 de diciembre de 1857 hasta               enero de 1861. Fue el conflicto armado que enfrentó a los dos bandos               en que se encontraba dividida la sociedad mexicana: Liberales y               Conservadores. Dió inicio cuando el               general conservador Felix Zuloaga, dio               a conocer el Plan de Tacubaya, el cual               demandaba la abrogación de la Constitución de 1857, la permanencia               de Ignacio Comonfort en la presidencia y la convocatoria de un Congreso               extraordinario, el cual se encargaria               de elaborar otra carta constitucional que, según los conservadores,               "garantizara los verdaderos intereses del pueblo". Dos               dias despues de su publicación,               Comonfort(Presidente electo en ese momento) se adhirió al               Plan de Tacubaya. Benito Juarez(Presidente               de la Suprema Corte de Justicia en ese momento) defendió enérgicamente               la Constitución y se negó a colaborar con los conservadores. Por               esta razón, Comonfort ordenó que lo detuvieran y lo mantuvieran en prisión.               Con el transcurso de los años, la guerra se hizo más sangrienta               y polarizó a la gente en la nación. Muchos de los moderados se unieron               a los liberales, convencidos de que era necesario acotar el gran               poder económico y político de la Iglesia Católica. Por un tiempo               los liberales y conservadores tuvieron gobiernos paralelos, con               la sede del gobierno conservador en la ciudad de México y los liberales               en Veracruz. La guerra terminó con la victoria de los liberales               y el presidente Benito Juárez instaló su administración en la ciudad               de México. Una vez que el Congreso Constituyente había cumplido               con su tarea de elaborar una nueva constitución, se hizo la convocatoria               para realizar elecciones tanto de los poderes federales como los               de los estados; tocó entonces a las legislaturas estatales el arreglo               de las constituciones particulares de cada estado, de acuerdo con               la constitución general. Se reunió así el primer Congreso Constitucional               que trabajaría ya bajo los principios de la carta magna del 1857.
Antecedentes  
En               1857, la situación llegó a ser delicada, tanto que este primer Congreso               Constitucional, que había elegido a Comonfort               presidente de la República y a Benito Juárez presidente de la Suprema               Corte de Justicia, confirió al Ejecutivo facultades extraordinarias               para gobernar. El tenor de los hechos impidió incluso que se respetaran               los artículos constitucionales relativos a las garantías individuales               en tanto continuara la inestabilidad, la cual más que disminuir               aumentó en una de las guerras más cruentas del país
La               Constitución de 1857 abrió el camino para romper con algunos de               los resabios del orden colonial, pero la Guerra de Reforma fue el               trámite necesario para imponer el concepto de modernidad de los               liberales. La amenaza de golpe de Estado en el país y la debilidad               del presidente para actuar firme y decididamente, precipitó el estallamiento franco de la lucha. En diciembre de 1857,               Félix María Zuloaga proclamó el Plan de Tacubaya               en el que se estipulaba que cesaba de regir la Constitución y que               Comonfort seguiría al frente del Ejecutivo, gobernando con               amplias facultades; convocaba a un congreso extraordinario que redactaría               una nueva constitución de acuerdo con la voluntad nacional, cesando               entre tanto a todas aquellas autoridades que no secundasen este               plan.
Presionado               por las circunstancias, Comonfort decidió               unirse a los sublevados. Parte de su equipo de colaboradores renunció               a sus puestos mientras que Benito Juárez, presidente de la Suprema               Corte, Isidoro Olvera, presidente del Congreso y algunos diputados               fueron conducidos a prisión. Los estados de la República se dividieron               en aquellos que apoyaban al Plan de Tacubaya               y los que defendían el orden constitucional.

Los               conservadores, por su parte, presionaron a Comonfort para que derogara               las reformas liberales, a lo cual él se negó. Luego, trató de buscar               una reconciliación con el ala liberal; encarceló a Juárez y llevó               a cabo enfrentamientos armados contra los conservadores, en los               cuales saldría mal librado. Ante lo inútil de su resistencia decidió               no continuar en la lucha y abandonó el país dejándolo inmerso en               una guerra civil.
Imperio de Maximiliano
FerdinandMaximilian Joseph von Habsburg               (6 de julio de 1832 – 19 de junio de 1867) nació siendo Archiduque               de Austria y Príncipe de Hungría y Bohemia pero renunció a sus títulos               para convertirse en el Emperador Maximiliano I de México, quien               encabezó el Segundo Imperio Mexicano de 1864 a 1867.
Primeros años
Maximiliano               nació en el Palacio de Schönbrunn de               Viena, Austria, del matrimonio Habsburgo María Luisa.
Sofía               y Francisco se hicieron de una amistad íntima que provocó rumores               en la corte que Sofía nunca se molestó en desmentir. Cuándo Sofía               estaba embarazada de su segundo hijo, Francisco moría de tuberculosis,               y se decía que en realidad el niño que esperaba era hijo del Duque               de Reichsdtat y nieto de Napoleón. Ese               niño fue Maximiliano.
En               Trieste, Italia, fue marino muchos años y vivió mucho tiempo en               alta mar; colaboró en el triunfo de su país en la guerra con Italia.
Conoció               a la princesa portuguesa María Amalia de Braganza, ambos tenían               planeado casarse pero ella enfermó de gravedad y murió antes de               casarse en la isla de Madeira dónde pasó sus últimos años. Maximiliano               quedó muy dolido por ésta pérdida y vivió enamorado de María Amalia               llevando siempre consigo un anillo que contenía un rizo de la prncesa               fallecida que usó hasta el día de su muerte.
El               27 de julio de 1857 contrajo matrimonio con la Princesa Carlota               Amalia de Bélgica, hija del Rey Leopoldo I Rey de los Belgas. Pero               el matrimonio fue puramente por interés económico, pues Maximiliano               necesitaba desesperadamente el dinero para pagar las deudas de la               construcción de un castillo en Trieste en la costa del Adriático.
Su               suegro presionó al Emperador Francisco José para que diese al Archiduque               Maximiliano el nombramiento de Virrey del Reino Lombardo-Véneto.               Así cumpliría las ambiciones dinásticas para su hija; vivieron entonces               en la ciudad de Milán hasta el año de 1859, fecha en que el emperador               austríaco lo removió de su puesto, porque los planes de guerra no               entraban en los ideales de Maximiliano, quien tenía ideas demasiado               liberales para Francisco José. Al poco tiempo de la renuncia de               Maximiliano, Austria perdió sus posesiones en Italia y el archiduque               decidió retirarse de la vida pública en su Castillo de Miramar,               muy cerca de Trieste.
La               Corona de México  [editar]En               1859 Maximiliano fue contactado por primera ocasión por los conservadores               mexicanos, los cuales buscaban un príncipe europeo para ocupar la               corona del Segundo Imperio Mexicano, el cual apenas planeaban, con               el apoyo de Francia y de la iglesia católica. Maximiliano no se               interesó en los planes y prefirió marcharse a una expedición botánica               a los bosques tropicales de Sudamérica. A su regreso, en 1863, Napoleón               III de Francia presionó a Maximiliano para aceptar el trono; le               mostró los resultados de un plebiscito realizado en la Ciudad de               México. Los resultados señalaban que una gran mayoría de los mexicanos               solicitaba su presencia como emperador. Decidió aceptar la oferta,               no sin antes renunciar a todos sus títulos que tenía en Europa.

El               plebiscito mostrado a Maximiliano se había realizado en la Ciudad               de México, aunque bajo la presión de las tropas francesas en la               capital mexicana, y sin ser suficientemente amplio. Adicionalmente,               hacía apenas cuarenta años que el primer emperador mexicano Agustín               I había sido derrocado, desterrado y posteriormente fusilado. En               todo ese tiempo los intentos españoles por reconquistar el país,               la Guerra de Texas, los conflictos entre liberales y conservadores,               la brutal invasión estadounidense y la más reciente invasión francesa               habían vaciado las arcas de la hacienda pública. Una parte importante               de los mexicanos había abandonado sus esperanzas en las alternativas               políticas de la aristocracia y dio su apoyo a Benito Juárez, el               primer presidente indígena de América, un firme partidario del sistema               republicano.

El Porfiriato
México               - Historia
Cronología              
Época               Precolombina

Etapa               Lítica
Aridoamérica
Oasisamérica
Mesoamérica

Conquista              
Virreinato               de Nueva España
Independencia               de México
(1810-1821)              
México               Independiente
Siglo               XIX
Primer               Imperio Mexicano (1821-1823)
Independencia               de Texas (1835-1836)
Primera               Intervención Francesa(1839)
Intervención               Estadounidense (1847-1848)
Revolución               de Ayutla (1854-1855)
Leyes               de Reforma (1855-1857)
Guerra               de Reforma (1857-1861)
Segunda               Intervención Francesa (1861-1867)
Segundo               Imperio Mexicano (1864-1867)
República               Restaurada (1864-1867)

 Porfiriato (1876-1910)              
Revolución               Mexicana (1910-1924)
Maximato               (1924-1934)
Cardenismo               (1934-1940)
México               moderno
(1940-a               la fecha)

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 Bandera del porfiriatoEn               la historia de México, se denomina porfiriato               a los aproximadamente 30 años que gobernó el país el general Porfirio               Díaz en forma intermitente desde 1876 (al término del gobierno de               Sebastián Lerdo de Tejada), hasta mayo de 1911 (en que renunció               a la presidencia por la fuerza de la revolución encabezada por Francisco               I. Madero y los hermanos Flores Magón).
El               fallecimiento de Benito Juárez en 1872, significó la pérdida del               único líder civil capaz de dominar al militarismo renaciente, que               trabajaba furtivamente dominado por la figura de Porfirio Díaz,               quien se venía haciendo notorio desde diez años atrás. Presintiendo               que el presidente Lerdo de Tejada intentaría reelegirse, Díaz volvió               a levantarse en armas. Formado en las Luchas por la Reforma y contra               la intervención extranjera, Díaz gozaba de gran prestigio entre               los militares y de renombre en los círculos políticos del país.               Con el triunfo del Plan de Tuxtepec, el cual lo llevó a la Presidencia de México para               gobernar el periodo que comprende de 1877 a 1911 con un breve intermedio               durante el gobierno de Manuel González.
En               los 31 años del porfiriato se construyeron               en México más de 19 mil kilómetros de vías férreas; el país quedó               comunicado por la red telegráfica; se realizaron inversiones de               capital extranjero y se impulsó la industria nacional. A partir               de 1893 se sanearon las finanzas, se mejoró el crédito nacional               y se alcanzó gran confianza en el exterior; el presupuesto de ingresos               y egresos registró superávit y se organizó el sistema bancario.
En               este periodo se continúo el esfuerzo iniciado con Manuel González               por superar la educación en todos sus niveles. Hombres de la talla               de Joaquín Baranda, Ezequiel Chávez, Enrique Rébsamen,               Ignacio Manuel Altamirano y Justo Sierra Méndez le dieron lustre               a este proceso que incluyó desde los jardines de niños hasta la               educación superior pasando por la formación de maestros. Al término               de esta etapa, sin embargo, más del 70 por ciento de la población               seguía siendo analfabeta.
Aunque               Porfirio Díaz reiteraba que ya el país se encontraba listo para               la democracia, en 1910, a la edad de 80 años, presentó su candidatura               para una nueva reelección. Ante estos hechos, Francisco I. Madero               convocó a la rebelión, la cual surgió el 20 de noviembre de ese               año.
Chihuahua               fue el escenario de las derrotas porfiristas: Ciudad Guerrero, Mal               Paso, Casas Grandes, Chihuahua y Ciudad Juárez, aunque irrelevantes               en el plano militar, fueron las batallas que facilitaron el camino               de los revolucionarios hacia la victoria. Habiendo obtenido esos               fracasos en el terreno militar y otros en el plano de las negociaciones,               Díaz prefirió renunciar a la presidencia y abandonó el país en mayo               de 1911. No quizo ensangrentar al país               o correr el riesgo de propiciar de nueva cuenta la intervención               yanqui. Su ejército casi intacto y sus enormes recursos económicos               no se pusieron en contra de la patria que tanto amó.
Impulso a los ferrocarriles 
Porfirio               Diaz MoriDesde la toma de la               presidencia en 1877, ferrocarriles; se destacaba entonces que México               había pasado de los caminos de herradura a los de hierro.
Primero               se enfrentó la desconfianza de los capitalistas extranjeros para               invertir en México, a causa de su golpe militar. La elección del               general Manuel González como presidente de la República en 1880,               parecía abrir la puerta a los inversionistas, especialmente estadounidenses.               El nuevo mandatario formalizó dos concesiones otorgadas por el general               Porfirio Díaz, poco antes de entregar la presidencia, a empresarios               norteamericanos; una de ellas, a la Compañía del Ferrocarril Central               Mexicano, para construir la línea México a Paso del Norte por Querétaro,               Celaya, Salamanca, Irapuato, Guanajuato, Silao,               León Aguascalientes, Zacatecas y Chihuahua, con un ramal hacia el               Pacífico por Guadalajara. La otra se otorgó a la Compañía Constructora               Nacional Mexicana, que se convertiría más tarde en Compañía del               Ferrocarril Nacional Mexicano, para construir dos líneas de vía               angosta: de México a Manzanillo, por Toluca, Maravatío, Acámbaro, Morelia,               Zamora y la Piedad; y de México a Nuevo Laredo, por San Luis Potosí,               Saltillo y Monterrey.
Una               vez abierto el camino a los inversionistas extranjeros, se produjo               un alud de solicitudes y concesiones. En 1882 y 1883, durante el               gobierno de González, se construyeron 3,821 kilómetros de vías,               nivel que no sería superado en el "propio" Porfiriato.
A               pesar de la fiebre en la construcción de ferrocarriles durante la               época porfirista, los registros históricos señalan que los contratos               otorgados sin orden ni sistema, no formaban parte de un programa               oficial fundamentado en estudios sobre zonas de producción, consumo               y distribución de población.
Durante               el porfiriato, la inexistencia de proyectos específicos para               marcar la directriz sobre el rumbo, longitud y característica de               las líneas, provocó que las compañías extranjeras hicieran las grandes               rutas troncales -Nacional, Internacional y Central- como una simple               prolongación, en territorio mexicano, de las vías ferroviarias norteamericanas,               para servir casi exclusivamente a la exportación de los productos               mineros, agrícolas y ganaderos hacia el vecino país.
Otras               rutas importantes, también construidas con capital extranjero, fueron               el Ferrocarril Mexicano, el Ferrocarril Interoceánico y el de Veracruz               al Istmo, que estaban fundamentalmente destinadas al transporte               de bienes para el comercio exterior con Europa.
La               creación del Ministerio de Comunicaciones y Obras Públicas, en 1898               fue el primer intento para controlar las anárquicas y subvencionadas               concesiones ferrocarrileras; el gobierno decidió regular de modo               más directo el régimen de éstas y los requisitos para obtenerlas,               lo que originó la primera Ley General de Ferrocarriles, expedida               ese mismo año, cuando se contaba con poco más de 12 mil kilómetros               de vías construidas.
La               creación de los Ferrocarriles Nacionales de México, tuvo lugar en               1908, al fusionarse en una sola compañía; por iniciativa y bajo               control del gobierno, los sistemas de Ferrocarril Central Mexicano               y del Ferrocarril Nacional de México, controlados por dos poderosos               consorcios norteamericanos, la Standard OilCo., y la Casa Speyer,               respectivamente, cuya expansión y desarrollo habían sido notables               en aquellos años.
Los               Ferrocarriles Nacionales de México consolidaron los sistemas del               Central, del Nacional y del Interoceánico, más las líneas dominadas               por éstos, alcanzando 11 mil 404 kilómetros de vías en total. La               nacionalización abarcó alrededor del 58 por ciento de la red ferroviaria.
Hacia               fines de 1890, quedaron consolidados también los ferrocarriles yucatecos               de vía angosta, que conectaban a Mérida con Campeche, Muna, Valladolid               y Peto, integrando los Ferrocarriles Unidos de Yucatán.
Al               término del Porfiriato existían en el país, ocho líneas de vía ancha               en construcción, 49 de vía angosta y otras 13 sin terminar, además               de líneas estatales y pequeñas líneas particulares.

 Caminos              
Durante               el período del Porfiriato, el esfuerzo               en materia de comunicación estuvo volcado sobre los ferrocarriles.               Poco se realizó en materia de caminos; la construcción de éstos               no sobrepasó los mil kilómetros y el objetivo principal era alimentar               las estaciones de los ferrocarriles y, en menor cuantía, comunicar               zonas que carecían de medio de transporte. El descuido era tal que               los caminos que unían poblaciones pero que no conducían al ferrocarril,               se encontraban intransitables.


Ferrocarriles               MexicanosEl gobierno consideraba la construcción de nuevos               caminos comunicadores de regiones importantes y la conservación               de los ya existentes. En 1893, el interés parece más firme y el               Presidente Porfirio Díaz declaraba: "Como para el mantenimiento               del tráfico de las vías férreas son necesarios los productos agrícolas               y mineros de comarcas que aún no disfrutan de ese medio de transporte,               el Ejecutivo atiende a la reparación de las carreteras ya existentes               y a la apertura de algunas nuevas, cuya necesidad se justifica,               en cuanto se lo permitan las preferentes atenciones del erario y               ayudado para tal efecto a los estados, que son los directamente               interesados en esas mejoras".

Se               pusieron en marcha las obras y el camino de Tehuacán a Oaxaca y               Puerto Ángel; se abrió el tramo del Infiernillo y se terminó el               camino de Tula a Ciudad Victoria. En 1895 se expidió una ley que               encargaba a los estados, la responsabilidad de la reparación y conservación               de los caminos dentro de su territorio, correspondiendo a la Secretaría               de Comunicaciones y Obras Públicas, la atención de aquéllos que               tenían el carácter de vías federales. En virtud de este mismo ordenamiento,               se concedían subsidios a las entidades federativas para la construcción               de sus caminos estatales.

En               1896 se reparó el camino de Guadalajara a Tepic y se prolongó a               San Blas al año siguiente. En 1901, se terminó el de Paso de Parras               a San Marcos, Aguascalientes, y en 1902 se firmaron contratos para               la construcción de los caminos de Chiapas de Corzo a la frontera               con Guatemala, de Mazatlán a Culiacán y se inició la construcción               del puente sobre el río Grijalva, obras que se terminaron en 1909.               En septiembre de 1905, se estableció una Junta Directiva encargada               de la conservación y reparación de las carreteras troncales o generales;               la primera en ser atendida, fue la de México a Toluca y en seguida               la de México a Puebla, de la que en 1910 se habían instalado 21               kilómetros. El camino de Iguala a Chilpancingo fue inaugurado el               1° de mayo de 1910. Para estas fechas, también se comenzaba el de               Chilpancingo al puerto de Acapulco y se avanzaba hasta algo más               de 60 kilómetros, en el de Ciudad Victoria a Soto La Marina.

El               transporte de carga por esos caminos seguía realizándose con mulas,               carros y carretas de poco volumen, lo que hacía muy lento y costoso               el traslado de mercancías; la transportación de pasajeros quedaba               a cargo de las diligencias, la litera, el guayín y el caballo. La               clasificación del camino dependía de la cantidad de ganado que transitara;               un buen camino era aquel que soportaba una recua de 100 mulas.

Hasta               1910 eran transitables los siguientes caminos, construidos o reparados               durante el régimen de Porfirio Díaz:
Mérida               a Progreso
Mérida               a Campeche
Xalapa               a Perote
Matehuala               a Linares
Guadalajara               a San Blas
Guaymas               a Punta Blanco
Comitán               a San Benito
San               Juan Bautista a San Cristóbal las Casas
Oaxaca               a Miahuatlán y a Puerto Ángel
Tula               de Tamaulipas a Ciudad Victoria
Linares               a Saltillo
Galeana               a Ciénega del Toro
Querétaro               a Guadalajara
Guadalajara               a Ahuacatlán y a Tepic
México               a Querétaro
México               a Toluca
México               a Veracruz por Orizaba y Córdoba
Mazatlán               a Culiacán
Chiapa               de Corzo a la Frontera con Guatemala
Iguala               a Chilpancingo
Huamantla               a Nautla
Puebla               a Oaxaca por Tehuacán
Toluca               a Morelia
 Actividad marítima y portuaria  [editar]Durante esta época la marina mercante               nacional recibió un impulso inusitado. Se legisló mediante códigos               de fechas 1884 y 1889 y se reconoció que la marina se encontraba               en un estado deplorable.
El               jefe del Departamento de Marina, de la Secretaría de Guerra y Marina,               opina en 1889 que la creación de la Marina Mercante Nacional es               una idea tan noble como levantada y por lo mismo, había que fomentar               la construcción de astilleros y de barcos para ella.
En               1897 fue inaugurada la H. Escuela Naval Militar en la que se preparaban               oficiales para la marina mercante. También se crearon las compañías               Transatlántica Mexicana, la Mexicana de Navegación y la Naviera               del Pacífico, que perduraron por varias décadas.
Al               final del Porfiriato se intensificó el tráfico marítimo en el Golfo,               toda vez que llegaban periódicamente buques de diez compañías navieras,               entre europeas, americanas y mexicanas. Por lo que toca al Pacífico,               sólo una línea inglesa y dos mexicanas daban servicio.
Con               el crecimiento del tráfico marítimo hubo necesidad de acondicionar               varios puertos, como los de Veracruz, Manzanillo, Salina Cruz y               especialmente el de Tampico.
Motivo               de preocupación del gobierno, fue el enlace de los puertos con el               interior del país y para ese fin se construyeron las vías férreas               que comunicaron a Veracruz con la capital, Salina Cruz y Coatzacoalcos;               no se concluyó la de México a Acapulco y solamente una parte de               la México a Tampico.
Los               trabajos se realizaron de manera continua durante el gobierno del               general Díaz, y hacia fines del siglo se indica que se firmaba un               contrato para mejorar y sanear el puerto de Manzanillo; se reconocían               la costa e islas orientales de Yucatán para el establecimiento de               su señalización; se instalaban las oficinas del servicio de faros               en los puertos de Progreso, Puerto Ángel y Mazatlán, dándose principio               a las obras de instalación del faro en punta de Zapotitlán y se               encontraba ya en servicio el de Isla Mujeres; se hacían trabajos               de reconocimiento en la costa de Campeche para estudiar la mejor               localización del puerto; se llevaba a término el proyecto del nuevo               puerto de Altata; continuaban las obras               del puerto y saneamiento de Manzanillo. En Tampico se comenzaban               los trabajos para la reconstrucción del muelle fiscal; se inauguraban               varios faros en la costa oriental de Yucatán y en Puerto Ángel,               Oaxaca, así como algunas balizas luminosas en Antón Libardo,               Veracruz y en el Puerto de La Paz, Baja California. Los puertos               de Veracruz, Tampico y Salina Cruz, siempre merecieron la más alta               atención del gobierno del General Díaz.

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