La CNTE y la larga lucha por la educación alternativa
Jesús Martín del Campo
El reciente Foro Nacional como etapa final de varios foros regionales convocados por la CNTE por un acuerdo con la Secretaría de Gobernación y la nutrida y variada participación en los mismos, revela que el tema es un asunto que interesa a la mayoría de los maestros del país. En los contingentes de la CNTE el tema de la educación alternativa se discute y ha sido prioritario prácticamente desde su fundación.
Quiero recordar ahora uno de sus capítulos iniciales. Durante los primeros años de existencia, la CNTE convocó a tres foros sobre educación alternativa con la orientación de apropiarse de la materia de trabajo. Como resultado de los mismos se efectuaron varias iniciativas. Una fue la realización de cursos-taller y encuentros pedagógicos en zonas escolares de varios estados. Destacaron los emprendidos en Tepoztlán, Morelos; en Tlacolula, Oaxaca, y en la zona escolar 476 de Iztapalapa, en el DF. En los tres casos el trabajo se desarrolló con profesores de primaria en ejercicio y participaron todos los que pertenecían a una zona escolar.
En Tepoztlán existía un grupo promotor, impulsado por Ariel Bárcenas, destacadísimo dirigente democrático, denominado Comisión Pedagógica e integrado por un representante de cada escuela de la zona. Dicha comisión solicitó la colaboración de varios profesores ligados a la investigación educativa para promover un curso relacionado con los problemas del trabajo docente. El grupo invitado estuvo compuesto por cinco personas del DIE, entre ellas Elsie Rockwell y Etelvina Sandoval; dos de la UPN y una de la ENAH. La propuesta conjunta se concretó en un taller pedagógico efectuado en agosto de 1984. Un elemento importante que sirvió de acicate para que los maestros de Tepoztlán decidieran promover cursos o encuentros organizados por ellos mismos, estaba que la zona fue considerada por las autoridades educativas del estado como la de más bajo rendimiento escolar. La connotación política era clara, puesto que en la región había surgido el movimiento magisterial democrático en 1980, donde prácticamente la totalidad de los maestros participó en la huelga constitucional de aquel año.
Más adelante, parte del equipo que trabajó en Tepoztlán con otros más, llevaron a cabo un taller semejante en la zona escolar de Tlacolula, Oaxaca. Ahí trabajaba entonces Aristarco Aquino y el comité delegacional impulsó el evento. Los maestros de base participaron en su totalidad en las actividades de reflexión y análisis sobre su materia de trabajo. La lucha por la democracia sindical no estaba separada de la lucha por una mejor educación. Es pertinente recordar que Aristarco Aquino llegó a ser secretario general de la sección 22 en 1989 y que con su comité ejecutivo promovieron un Congreso Estatal de Educación Alternativa en 1990 y también la publicación de una revista de análisis educativo.
Meses después, agosto de 1985, el mismo equipo participó en un taller pedagógico organizado por el comité delegacional de la zona 476 de Iztapalapa en el DF. Trabajaba en esa zona Noe García, quien después sería del primer comité ejecutivo democrático de la sección 9 a partir de 1989.
Cabe señalar que iniciativas como las reseñadas se encuentran enmarcadas en la búsqueda de alternativas dentro de la lucha magisterial democrática, ampliando la perspectiva política más allá de las reivindicaciones inmediatas, aspirando a una mejor educación con el fortalecimiento de la práctica docente a partir de la experiencia de los profesores en activo.
En un balance sobre la experiencia de los talleres se afirma que “la práctica docente tiene que ser ubicada como parte de un proceso más complejo en el que se imbrican muchos más elementos que la técnica, a saber: la relación maestro-alumno-metodología, los contenidos, la relación educación-cultura-sociedad y la experiencia del que aprende y del que enseña…El análisis de los mismos puede servir de punto de partida para desarrollar una reflexión y recuperación crítica de la experiencia de los docentes”. La idea que guiaba los talleres es que la apropiación de la materia de trabajo entre los profesores sólo puede partir de un trabajo organizado por ellos mismos.
Al realizar las actividades como un colectivo organizado los maestros hablaban con confianza de las estrategias que seguían frente a las limitaciones de todo tipo que afrontan en su trabajo cotidiano. Para la continuidad de aquellos esfuerzos siempre se ha presentado el obstáculo de que las autoridades se niegan a reconocer en la experiencia de los maestros una fuente indispensable para promover cambios.
Para colmo, las actuales autoridades responsabilizan al magisterio del deterioro del sistema educativo y han decidido llevar a cabo una evaluación punitiva como la gran solución. Creen que estigmatizando al magisterio se resolverán las enormes desigualdades sociales generadas por las políticas neoliberales impuestas desde hace tres décadas.
Mientras, la CNTE, como ha hecho desde su origen, seguirá luchando por una mejor educación, considerándola como el medio idóneo para que las personas aprendan a vivir en paz, a ser solidarias, a cuidar el ambiente y a formarse con una ética que tenga en el centro la dignidad humana. La actual reforma no sirve para eso.
Cabe señalar que iniciativas como las reseñadas se encuentran enmarcadas en la búsqueda de alternativas dentro de la lucha magisterial democrática, ampliando la perspectiva política más allá de las reivindicaciones inmediatas, aspirando a una mejor educación con el fortalecimiento de la práctica docente a partir de la experiencia de los profesores en activo.
En un balance sobre la experiencia de los talleres se afirma que “la práctica docente tiene que ser ubicada como parte de un proceso más complejo en el que se imbrican muchos más elementos que la técnica, a saber: la relación maestro-alumno-metodología, los contenidos, la relación educación-cultura-sociedad y la experiencia del que aprende y del que enseña…El análisis de los mismos puede servir de punto de partida para desarrollar una reflexión y recuperación crítica de la experiencia de los docentes”. La idea que guiaba los talleres es que la apropiación de la materia de trabajo entre los profesores sólo puede partir de un trabajo organizado por ellos mismos.
Al realizar las actividades como un colectivo organizado los maestros hablaban con confianza de las estrategias que seguían frente a las limitaciones de todo tipo que afrontan en su trabajo cotidiano. Para la continuidad de aquellos esfuerzos siempre se ha presentado el obstáculo de que las autoridades se niegan a reconocer en la experiencia de los maestros una fuente indispensable para promover cambios.
Para colmo, las actuales autoridades responsabilizan al magisterio del deterioro del sistema educativo y han decidido llevar a cabo una evaluación punitiva como la gran solución. Creen que estigmatizando al magisterio se resolverán las enormes desigualdades sociales generadas por las políticas neoliberales impuestas desde hace tres décadas.
Mientras, la CNTE, como ha hecho desde su origen, seguirá luchando por una mejor educación, considerándola como el medio idóneo para que las personas aprendan a vivir en paz, a ser solidarias, a cuidar el ambiente y a formarse con una ética que tenga en el centro la dignidad humana. La actual reforma no sirve para eso.
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