Bellas Artes abre sus puertas a las obsesiones de Edvard Munch
Inauguran en el recinto dos exposiciones sobre el artista noruego y el expresionismo alemán
Vampiro II, 1895-1902, litografía y xilografía de Edvard Munch; obra incluida en las dos exposiciones montadas en el máximo recinto cultural de MéxicoFoto Cortesía del MoMA
Alondra Flores
Periódico La Jornada
Miércoles 4 de julio de 2012, p. 3
Miércoles 4 de julio de 2012, p. 3
El Museo del Palacio de Bellas Artes abrió sus puertas a la desilusión y la ansiedad retratadas por Edvard Munch y el movimiento conocido como expresionismo alemán.
Casi tres centenares de obras de la colección del Museo de Arte Moderno de Nueva York (MoMA) se presentan en el país en dos exposiciones: Edvard Munch: simbolismo gráfico. Obras maestras y Expresionismo alemán: el impulso gráfico, las cuales fueron inauguradas la mañana de ayer y concluirán el 2 de septiembre.
Amor, celos, soledad, ansiedad, enfermedad y muerte, obsesiones que aparecen en la obra del pintor noruego Edvard Munch (1863-1944), provenientes de la colección del MoMA, son exhibidas por primera vez en América Latina, unidas a un recorrido por el movimiento surgido en Alemania y Austria durante las primeras dos décadas del siglo XX.
Las dos muestras fueron concebidas de forma separada por el MoMA, pero es interesante verlas juntas, porque Munch ejerció fuerte influencia en los artistas del expresionismo alemán, por el contenido de la intensidad emocional de sus imágenes y por su compromiso apasionado con las técnicas del grabado, explicó Starr Figura, curadora de ambas exposiciones, durante una conferencia efectuada en el Palacio de Bellas Artes, recinto que reúne ahora en el extranjero dos muestras aclamadas por la crítica y que tuvieron gran afluencia en Nueva York, en 2011.
Glenn D. Lowry, director del museo de arte estadunidense fundado en 1929, encabezó la apertura en Bellas Artes.
El MoMA ha tenido una relación muy rica con México, al haber auspiciado cerca de 30 exposiciones en 70 años a este gran paísdestacó, además de mostrar a muchos artistas mexicanos, como recientemente lo hizo con una magna retrospectiva de Diego Rivera,
una de las más populares que jamás hayamos hecho.
El expresionismo alemán, movimiento que nació con un arte caracterizado por una esencia de optimismo, vitalidad y esperanza por el futuro, se transformó en una exuberancia opacada por la guerra, la cual tuvo un impacto devastador.
La exhibición combina los años inmediatos a la Primera Guerra Mundial y el surgimiento de la República de Weimar, cuando los artistas comenzaron a hacer comentarios cáusticos y cínicos de la situación, explicó Figura.
El expresionismo alemán concentra a individuos y grupos de artistas que usaron formas distorsionadas y colores intensos para expresar el contexto emocional de sus imágenes. Los artistas involucrados en el movimiento fueron pintores y escultores, pero también tomaron la gráfica con dedicación y fervor, eso no tiene precedente en la historia del arte. Mediante el grabado fueron capaces de anticiparse a una nueva estética radical, al diseminar imágenes e ideas de forma más amplia.
Madonna, 1895-1902, litografía y xilografía de Edvard Munch que se exhibe en Bellas ArtesFoto Cortesía del MoMA
Hombre desnudo de pie con brazo levantado, visto por detrás, 1910, de Egon Schiele; obra incluida en las dos exposiciones en el Museo del Palacio de Bellas ArtesFoto Cortesía del MoMA
Óleos, carteles, libros ilustrados, diarios y en su mayoría grabados, principal soporte explorado por el movimiento, conforman Expresionismo alemán: el impulso gráfico, exposición que reúne 249 obras de 24 artistas. Dividida en siete ejes temáticos, comienza desde el nacimiento en las ciudades de Dresden, Munich y Viena, con los primeros grupos Die Brücke (El Puente) y Der Blaue Reiter (El Jinete Azul). Después, en el montaje en los salones del Palacio de Bellas Artes, se traza su migración y expansión a Berlín.
Juntas, estas obras documentan la trayectoria del movimiento modernista que tuvo lugar principalmente en Alemania, pero también Austria, durante las dos primeras décadas del siglo XX.
Munch, famoso por su óleo El grito–el cual no se exhibe ahora en México– merece un espacio aparte, como se aprecia en la sala Jorge González Camarena, donde mediante 26 grabados se exploran los temas recurrentes en su carrera y su curiosidad por la experimentación técnica.
En palabras de Figura, Munch provenía de una región del mundo caracterizada por largos periodos de frío y oscuridad. Al igual que otros artistas simbolistas en Europa, rechazaba la práctica impresionista que estudiaba los efectos de la luz en el exterior. En su lugar, exploró aspectos humanos como el amor, los celos, la soledad, la ansiedad y la muerte.
Investigó las mismas cosas una y otra vez en su carrera, en diferentes medios, como se muestra en Bellas Artes (avenida Juárez, esquina Eje Central, Centro Histórico), en obras como Madonna, Soledad y Niña enferma, en diferentes versiones.
La gráfica fue particularmente propicia de esta práctica, al imprimirla varias veces. Este tipo de experimentación puede verse en la exhibición. En estos motivos el artista reinterpretó en más de una técnica de impresión y con muchos cambios de color para experimentar nuevos efectos emocionales.
Después de 14 años, el MoMA exhibe de nuevo en México, al mostrar por primera vez en el extranjero su colección gráfica de esa parte del mundo, como destacó Glenn D. Lowry. “Exploramos la profundidad y la riqueza de estas colecciones, así como los logros tan singulares de Edvard Munch, artista que sobresale en la historia del arte moderno por sus indagaciones de las profundidades, de las convulsiones de los temas acerca de la enfermedad, el amor, la soledad.
Esas emociones humanas tan profundas y que con frecuencia son imposibles de representar, pero a través de sus exploraciones continuas encontró la manera en que el grabado puede revelar el poder emocional de estos sentimientos y desarrolló un cuerpo de obra que ahora ya es legendario.
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