Falleció Tita Braniff, quien amplió el atlas de la arqueología mexicana
En 2011, el INAH le otorgó un reconocimiento por 50 años de trabajo ininterrumpido
Se le atribuye haber puesto la gran Chichimeca a disposición del público en general
Se le atribuye haber puesto la gran Chichimeca a disposición del público en general
Beatriz Braniff, quien falleció ayer a los 88 añosFoto Cortesía del INAH
De la Redacción
Periódico La Jornada
Sábado 28 de diciembre de 2013, p. 2
Sábado 28 de diciembre de 2013, p. 2
Aunque sola de por sí es importante y fascinante, la arqueología debe integrarse al conocimiento de la historia, del arte, de la etnicidad, del mundo y del presente para conocer completamente el proceso histórico de una región, así expresó en vida la arqueóloga Beatriz Tita Braniff Cornejo (1925-2013).
Quien durante 10 años fuera directora del Centro de Estudios Antropológicos de Occidente en la Universidad de Colima, falleció este viernes en la ciudad de México a los 88 años. Mediante un comunicado, el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) lamentó el deceso de la investigadora emérita.Tita Braniff fue coordinadora del proyecto arqueológico en Paquimé, Chihuahua, de 1992 a 1995, lugar en el que habitaron unas 3 mil personas durante la época de esplendor de la cultura Casas Grandes y que en 1988 fue inscrito en la lista de patrimonio mundial por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco, por sus siglas en inglés), debido a su importante ubicación, donde convergieron los pueblos del norte, centro y occidente de México.
Fue una de las primeras mexicanas en estudiar la zona norte del país o la gran Chichimeca, como la conocían los mexicas; también se interesó en las costumbres de los
bárbaros, nombre con el que se conoce a los antiguos habitantes del desierto. Como testimonio de su labor en Chihuahua publicó el libro Paquimé.
Registro literario
Además, es autora de Dioses Guacamayas del Norte, publicado por el Colegio de México (Colmex); Morales, Guanajuato y la tradición tolteca; Morales, Guanajuato y la tradición chupícuaro; Papeles norteños, y La estratigrafía arqueológica de Villa de Reyes, San Luis Potosí.
El 24 de enero de 2011, en el Castillo de Chapultepec, por primera vez y luego de 72 años de gestión, el INAH otorgó un reconocimiento a investigadores con 20 o más años de trayectoria, lo anterior como iniciativa del Comité Ejecutivo de Profesores Investigadores, así como del Sindicato de Trabajadores de dicha institución, para honrar la labor de los profesionales en las áreas de arqueología, antropología física, antropología social, historia, lingüística, etnología y etnohistoria.Se reconoció en total a 346 especialistas, de los cuales se hizo una distinción particular a quienes conquistaron 50 años de trabajo ininterrumpido, como Beatriz Braniff, reconocida en etnología y antropología social; Arturo Román Pacheco, en antropología física; Jorge Angulo Villaseñor, en arqueología; María Teresa Huerta Preciado, en estudios históricos, y María de la Luz Parcero en etnología y antropología social.
Amo la arqueología, fuera de lo maya, fuera de Tenochtitlán, la arqueología es un mundo extraordinario, expresó Braniff en breves palabras luego de que se le otorgó dicho galardón. Para finalizar diciendo:
Ojalá que no se esperen otros 50 años para reconocernos; otros 50 ya no la hago.
Su trabajo es considerado no sólo por el valor de sus estudios, sino porque contribuyó a ampliar el atlas de la arqueología mexicana y redefinir el concepto que se tenía hasta entonce de las culturas del norte del país. Ya que como muchas veces dijo, sólo se estudiaba a los mayas y a las culturas del centro, pero ella emprendió un viaje que la llevó a hacer en vida
lo que se le dio su gana.
Crítica y controversial
En 2005 presentó la Guía para el Museo de las Culturas del Norte: de los tiempos prehispánicos a Casas Grandes; en el acto habló sobre su vida, su doctorado, uno más que sumó a la lista de sus estudios y de su inagotable pasión por la arqueología.
Controvertida en ocasiones, criticó las políticas del INAH, al que demandó la falta de interés hacia los centros regionales.Durante el Homenaje encuentro: una visión de la arqueología mexicana a través de sus maestros, realizado en diciembre de 2007 en el Templo Mayor (La Jornada 31-12-2007). Tita, en su intervención, dijo que en los centros regionales
no existe una amplia gama de investigadores que descubran la trayectoria histórica de una región, que lleve a lograr la identidad del pueblo que ahí habita. En cambio, las diversas direcciones se centralizan en la ciudad de México, las cuales están divorciadas de los centros regionales y de las necesidades del país.
En el libro Nómadas y sedentarios en el norte de México: homenaje a Beatriz Braniff, de Marie-Areti Hers, José Luis Mirafuente en colaboración con William Merrill, se destaca la importancia de la investigadora, así como su “visión profunda y sofisticada del norte, la cual se encuentra a disposición no sólo de los investigadores, sino –gracias a su trabajo en la creación del Museo de las Culturas del Norte en Paquimé, Chihuahua– de un público general”.
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