ACADEMIA DE 14 AGOSTO DE 2012

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TURNO VESPERTINO

miércoles, 14 de diciembre de 2011

REVOLUCIÓN DE LOS CURAS, MARCO ANTONIO LANDAVAZO, REVISTA RELATOS E HISTORIAS

REVOLUCIÓN DE LOS CURAS?Participación eclesiástica en la Independencia de México
MARCO ANTONIO LANDAVAZO
La revolución de los curas La intervención de los sacerdotes en la guerra de Independencia fue más compleja de lo que se suele pensar. Las generalizaciones no ayudan a comprender el pasado, por eso en este artículo el autor enfoca el tiempo y las circunstancias de este importantísimo sector que, al igual que la sociedad, se dividió frente a una insurrección comandada por militares, abogados y varios ministros de la Iglesia católica

La imagen es poderosamente habitual: tras la crisis política de la monarquía española y su infausto desenlace novohispano en la forma de una violenta e ilegal destitución del virrey José de Iturrigaray, el cura de un pueblo perdido del Bajío, inquieto e inteligente, decide junto a sus compañeros de conspiración que no hay más salida que ir a coger gachupines, o sea, sublevarse y hacerse del gobierno. Toca las campanas, arenga a la multitud que se congrega fervorosa en torno a su persona, recorre pueblos, villas y ciudades, difunde un discurso lleno de referencias religiosas y logra en poco tiempo revolucionar medio país.
A su paso, muchos sacerdotes dejan la sotana y el púlpito para coger el fusil y acompañar al cura Miguel Hidalgo en su arriesgada aventura, a la que se unen más y más feligreses. A poco de ser iniciada, la insurrección es acremente condenada e Hidalgo excomulgado, junto a sus seguidores, por el obispo de Michoacán, Manuel Abad y Queipo; después de él, prácticamente toda la alta jerarquía eclesiástica lanza furibundas condenas, anatemas, excomuniones y muchos exabruptos.
He ahí, palabras más palabras menos, una de las imágenes más difundidas sobre la independencia: una inmensa rebelión popular liderada por un numeroso grupo de sacerdotes salidos de cientos de parroquias establecidas en la accidentada geografía novohispana, que fue rechazada y atacada por obispos, canónigos y otros altos jefes de la Iglesia, horrorizados ante el insólito espectáculo de una insurrección protagonizada por el bajo clero, al que se le suponía pilar esencial del orden establecido.

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