ACADEMIA DE 14 AGOSTO DE 2012

ACADEMIA DE  14 AGOSTO DE 2012
TURNO VESPERTINO

viernes, 23 de diciembre de 2011

SAMURÁIS, LOS SEÑORES DE JAPÓN

Samuráis, los señores de Japón
Temibles guerreros, los samuráis defendieron a su país de invasiones, se enzarzaron en interminables guerras civiles y crearon el bushido, un código de honor basado en el coraje y el desprecio a la muerte.






Sus armas, su coraje militar y ritos extremos como el harakiri hicieron de los samuráis las figuras más admiradas por los japoneses, incluso tras su desaparición como casta. El samurái, el guerrero de élite de Japón, ha tenido en la historia del país nipón una importancia y un carácter simbólico que hace que no se le pueda equiparar a ningún otro tipo de soldado. Ninguna institución ha tenido tanta trascendencia política como el samurái, ni siquiera la sagrada figura del emperador. Desde finales del siglo XII hasta la segunda mitad del siglo XIX, el país estuvo gobernado sin interrupción por samuráis. Durante setecientos años, la cultura y el código de conducta de estos guerreros marcaron de forma indeleble el transcurso de la historia del país, e incluso en la actualidad la huella de la cultura samurái sigue latente en la sociedad nipona. El ascenso de los guerreros samurái comenzó en el siglo X, en las provincias alejadas del control militar del emperador de Japón, donde algunas familias nobles de rango menor fueron capaces de organizar de manera independiente grandes contingentes de tropas. El guerrero Raiko (948-1021), del clan Minamoto, fue uno de los primeros samuráis históricos que alcanzó la fama por sus éxitos en combates contra bandidos y rebeldes, y enseguida surgieron leyendas de sus victorias sobre enemigos fantásticos, como ogros y arañas gigantes. En la segunda mitad del siglo XII, los guerreros de los clanes Taira y Minamoto se enfrentaron entre sí por el dominio del país. La larga contienda se inició con la victoria de los Taira en la guerra de Heiji (1160) y concluyó con la victoria total de los Minamoto en la guerra de Gempei (1180-1185). Este turbulento período de la historia japonesa es la edad de oro de la épica samurái. La historia de sus protagonistas, adornada con hazañas legendarias, aparece recogida en el Heike Monogatari,«el cantar de Heike», la gran epopeya de la Edad Media japonesa. Como sucedía en Europa con los cantaresde gesta, los músicos ambulantes japoneses iban de aldea en aldea narrando los populares episodios del enfrentamiento entre los samuráis de los clanes Taira y Minamoto, según se explicaban en el Heike Monogatari. Posteriormente, sus historias se convirtieron en argumentos literarios y teatrales (tanto en el aristocrático teatro noh, como en el popular kabuki), de modo que aquellos samuráis alcanzaron el rango de héroes populares que se mantienen todavía en nuestros días. Un rasgo definidor de estas historias es su tendencia a un final trágico, lo que el estudioso Ivan Morris denominó la «nobleza del fracaso». El Heike Monogatari no glorifica al vencedor, sino que se recrea en el ascenso, éxito y fulminante caída de las grandes personalidades históricas. Desde su primer párrafo, nos enseña que el poder del orgulloso es como el sueño de una noche de primavera y que los hombres fuertes desaparecen de la faz de la tierra como el polvo que dispersa el viento. Las últimas décadas del siglo XVI presenciaron una sucesión de terribles luchas entre señores de la guerra, capaces de movilizar grandes ejércitos de infantería y que basaron su fuerza en el uso de las armas de fuego. Por fin, en 1603, Ieyasu Tokugawa, uno de los daimyo del sur de Japón, logró imponerse a sus rivales e inauguró una dinastía que, desde el cargo de shogun, regiría el país a lo largo de casi tres centurias. Ieyasu se empeñó en pacificar totalmente Japón, y, entre otras cosas, ordenó desmantelar los grandes castillos de la época anterior, que ocupaban el centro de lo que hoy son las principales ciudades japonesas. A consecuencia de ello, los samuráis se quedaron sin guerras en las que demostrar su valor y pericia. Durante el período Edo, que marca el declive del samurái como guerrero, cristalizó la imagen que hoy tenemos de esta figura. Durante el largo y pacífico período Edo se escribieron los principales tratados sobre la ética del guerrero samurái y su códigode honor o bushido, entre ellos El libro de los cinco anillos (1645), de Musashi Miyamoto, y Hagakure (1717), de Tsunetomo Yamamoto.


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