La caricatura es un elemento de lucha que nos exige a gritos un pueblo sojuzgado: Naranjo
Muestran, con más de medio millar de obras, su trabajo de pintor, dibujante, activista social y retratista
El monero tiene más sentido social, mientras el artista sólo tiene las galerías, afirma
Rogelio Naranjo, ayer en el Centro Cultural TlatelolcoFoto Roberto García Ortiz
Ericka Montaño Garfias
Periódico La Jornada
Miércoles 23 de enero de 2013, p. 4
Miércoles 23 de enero de 2013, p. 4
Erótico y lúdico, primero pintor después caricaturista, activista social y retratista, crítico de la Iglesia e ilustrador de libros de texto gratuitos, y uno de los decanos de la caricatura política en México. Esas son apenas algunas de las piezas del rompecabezas que conforma la obra y la persona de Rogelio Naranjo, las cuales podrán verse a partir de este jueves en el Centro Cultural Universitario Tlatelolco (CCUT), en la exposición Vivir en la raya: el arte de Rogelio Naranjo.
La muestra retrospectiva está conformada por 500 piezas provenientes del acervo que el caricaturista michoacano donó a la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) en 2010, el cual está integrado por 10 mil 300 dibujos, además de obra que permanece en poder del artista.La curaduría estuvo a cargo de Aurea Ruiz, coordinadora de los Fondos Reservados del CCUT, y la periodista Angélica Abelleyra, quienes retomaron desde pintura hasta arte objeto –como una pelotita de ping pong con una sugerente boca de dientes blancos y labios rojos–, obras que abarcan tanto su trabajo dentro de la caricatura política, como el que ha realizado en retrato, así como otro un poco menos conocido: la vena de la caricatura erótica y lúdica. Un trabajo de investigación que no sólo se centró en el acervo que se muestra en el CCUT, sino también en otras 2 mil obras que se encuentran en la casa del caricaturista.
Gobiernos infames
Antes de dedicarse a la caricatura y a sus críticas mordaces contra gobiernos y gobernantes, Rogelio Naranjo (Michoacán, 1937) se dedicó a la pintura, la que abandonó en 1968, año en el que participó en el Comité Nacional de Huelga realizando mantas, carteles, y volantes. Algunas de sus pinturas se encuentran en los acervos del Instituto Nacional de Bellas Artes,
pero no he podido recuperarlas. Las dejaba en consignación y nunca pedí ningún papelito. Sin el papelito no se las devuelven.
Me gusta la caricatura como elemento de lucha que nos exige o pide a gritos un pueblo al que tienen sojuzgado en casi todos los países que tienen gobiernos infames, México no es la excepción, dijo durante la conferencia de prensa que ofreció este martes acompañado de las curadoras y del director del CCUT, Jorge Jiménez Rentería, quien señaló que esta muestra se encuentra dentro de las líneas estratégicas del centro: la crónica urbana.
En el 68 dejé de pintar, dejé de hacer obras de artesanía o de arte si se puede decir; descubrí que la prensa es lo más práctico para usarse como tribuna desde donde se pueden lanzar ideas políticas, morales, de todo tipo, incluso el ataque para cuando se presenta la oportunidad y hay que atacar las medidas que toma de repente un secretario de Estado o un presidente, añadió Rogelio Naranjo.
Ese es un privilegio para uno como caricaturista: tener esos medios y no desaprovecharlos. Nunca me he arrepentido de abandonar la pintura, me gusta mucho. En los viajes a Europa disfruto ir a galerías y museos, me paso el día entero en ellos, porque me gusta la pintura, pero desde que descubrí la caricatura ya no puedo regodearme en la comprensión estética de la pintura.
Además, añadió, “la pintura no toca asuntos que son importantes para la vida política en México. Lo hicieron en un tiempo Orozco y Siqueiros, el Taller de Gráfica Popular, pero eso se acabó y quedó nada más como la estampa gráfica de una época muy exitosa para los artistas mexicanos.
“La caricatura tiene una función mucho más práctica de llegar a todas las clases sociales porque hay periódicos de todo tipo; entonces el caricaturista tiene más sentido en determinado momento que el mismo artista, que nada más tiene las galerías.
Rogelio NaranjoFoto Roberto García Ortiz
Nosotros tenemos espacios de divulgación, o tribunas, tenemos los medios de prensa que abarcan una cantidad infinita de personas, las cuales pueden coincidir con lo que les dice un caricaturista si este es honesto y honrado.
Cuarenta años de trabajo reunidos en esta sala. Imposible no hablar de censura en un quehacer de este tipo. “La censura siempre ha existido, en algunas ocasiones más hasta hacer crisis, como en los tiempos de Díaz Ordaz, cuando la Secretaría de Gobernación controlaba todas las publicaciones, tenía una oficina especial para el control de lo que ellos pensaban que no se debía publicar.
“Si una publicación quería salirse de eso era imposible, porque les quitaban el papel. Las figuras, sobre todo la presidencial, todo mundo sabemos que de repente no se pueden tocar, los medios de comunicación se hacen guajes cuando les reclaman. Siempre me he considerado un producto de 1968, aceptaba lo que los jóvenes estudiantes proponían para cambiar este país.
“Sentí el compromiso moral de hacer los dibujos que se me antojaban, aun cuando no se publicaran. Una de las cosas que me funcionaron fue publicar en muchos lugares, porque si en uno no lo publicaban lo mandaba a otro y acababan publicándose todos. Pero también pienso que el periodismo cambió en el 68. Los jóvenes pasaban por el edificio de Excélsior y a coro gritaban ‘prensa vendida’, porque todo mundo sabía que estaban censurando y guardando mucha información.
“Producto de eso, pienso, aunque no se ha dicho, el Excélsior se abrió bastante a la crítica, a las cosas prohibidas, con Scherer como director y cuando en un acto de represión y de venganza del mal presidente que fue Echeverría, con triquiñuelas de lo peor logró sacar a Scherer de Excélsior, y yo con él y muchas gentes con él; entonces, mi idea principal era que si se hacía una nueva publicación se había acabado la censura. Cualquier cosa que no me publicaran en otro lugar iba a dar a Proceso y ahí sí se iba a publicar. Comenzó a surgir un éxito inusitado de mis cartones por la virulencia que metía para criticar lo que consideraba de antemano prohibido. Fueron los primeros años de la revista Proceso, de formación para mí en el sentido de que ya estaba probando todo lo que pudiera ser censurable.”
En uno de los apartados está el reconocimiento a Naranjo que hacen caricaturistas nacionales. Ahí están los retratos de Naranjo realizados por Rafael Barajas El Fisgón, Antonio Helguera, José Hernández, Gonzalo Rocha, Magú, Manuel Ahumada, todos ellos moneros de La Jornada; Eduardo del Río, Rius; Felipe Galindo, Trino; Ulises Culebro, Jis; Helio Flores y Alejandro Magallanes, entre otros.
Preparan catálogo de la muestra
Además de videos realizados por Alejandro Magallanes (basado en un sueño de Naranjo) y de Carlos Bustamante (titulado Clase de español para una niña alemana), y otros con entrevistas a Rogelio Naranjo, Juan Villoro, Iván Restrepo, Andrés de Luna, y Armando Bartra, así como una instalación sonora, realizada por el grupo El Gabinete.
En breve saldrá el catálogo de la exposición que concluirá el próximo 28 de julio, con textos de José Emilio Pachecho, Elena Poniatowska, Vicente Rojo, Rafael Vargas, David Huerta, Lorenzo Meyer, Agustín Sánchez González, Juan Manuel Aurrecoechea, Tomás Domínguez y las curadoras.La muestra Vivir en la raya: el arte de Rogelio Naranjo se inaugura este jueves a las 19 horas en el CCUT (avenida Ricardo Flores Magón 1, colonia Nonoalco-Tlatelolco).
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