Abierto, el caudal de hallazgos en torno a la diosa Coyolxauhqui
Eduardo Matos Moctezuma encabeza sesiones públicas de análisis acerca del monolito que representa a la deidad degollada por Huitzilopochtli, anuncia la arqueóloga Lorena Vázquez
Detalle del monolito de la diosa mexica de la Luna, captado ayerFoto José Antonio López
Alondra Flores
Periódico La Jornada
Sábado 9 de febrero de 2013, p. 3
Sábado 9 de febrero de 2013, p. 3
En 12 días se cumplirán 35 años del descubrimiento de la Coyolxauhqui en el corazón del Centro Histórico. El encuentro fortuito con la diosa mexica de la Luna, decapitada y desmembrada por su hermano Sol, Huitzilopochtli, fue el origen del Proyecto del Templo Mayor, la creación de un equipo de especialistas encabezados por Eduardo Matos Moctezuma y la progresión de excavaciones que siguen develando las incógnitas del pasado prehispánico que yace bajo la ciudad.
El monolito de piedra volcánica, con diámetro de 3.25 metros y ocho toneladas de peso, emergió de la tierra el 21 de febrero de 1978, cuando trabajadores de Luz y Fuerza instalaban cables subterráneos en la esquina que forman las calles de Guatemala y Argentina.El hallazgo de la Coyolxauhqui fue un parteaguas, porque a partir de ella se constituyeron las grandes excavaciones e investigaciones profundas del Templo Mayor. Luego se construyó el museo y se abrió la zona arqueológica. Además del proyecto que inició el arqueólogo Eduardo Matos Moctezuma, con un equipo multidisciplinario integrado por restauradores, biólogos, químicos, antropólogos físicos y especialistas en diferentes áreas para lograr un mejor conocimiento del lugar, lo cual fue algo muy significativo, afirma en entrevista Lorena Vázquez Vallín, investigadora del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
La deidad, asesinada por el dios Sol al nacer, no sólo su cabeza decapitada se convirtió en la Luna, como narraron los cronistas Bernardino de Sahagún y Diego Durán, sino que fue el origen de un caudal de descubrimientos que siguen surgiendo.
Por ejemplo, la confirmación de la existencia de restos de sangre en navajillas de obsidiana y cajetes que forman parte de la ofrenda de Cuauhxicalco, descubierta en 2011 en la Plaza Manuel Gamio, podría concluir que los mexicas realizaban rituales de autosacrificio, como se vislumbró en códices y crónicas, sostiene la arqueóloga Lorena Vázquez.
A la espera de resultados
El proceso de identificación todavía no termina,
ahora no estamos en un estado concluyente, sino a la espera de resultados, porque se trata de un proceso muy largo y que pasa por diferentes etapas de pruebas que realizan Patricia Guadarrama y Agustín Ortiz, especialistas de la UNAM, explica Vázquez Vallín, quien el 23 de febrero ofrecerá la charla Contextos rituales frente al templo mayor: ofrendas de consagración y de clausura, para comentar los avances de su quehacer como parte del Programa de Arqueología Urbana del INAH.
Descubrir y excavar, podríamos decir, es la parte más fácil del trabajo del arqueólogo, afirma.
La verdadera aportación de lo que encuentras está en lo que investigas al respecto, eso es lo más valioso, ya que la verdadera labor comienza después, cuando todo un mundo de indicios son analizados minuciosamente con diversas pruebas científicas.
Cada una de las cosas reveladas es como si tuvieras la vista de una habitación a través de pequeños hoyitos. Cada uno es como un huequito que permite ver diferentes partes de lo que hay adentro de ese gran cuarto, que es el pasado, ejemplifica.
Cada descubrimiento es importante, nunca se demerita a uno porque tenga menos piezas. La tarea es sacar la mayor información que se pueda mediante estudios multidisciplinarios a los objetos.
La conversación dirigida por Vázquez Vallín es parte de un ciclo de conferencias en el Templo Mayor con motivo del 35 aniversario de la aparición del monolito de la Coyolxauhqui, que se exhibe en el museo ubicado en la espalda oblicua de la Catedral Metropolitana.
El investigador emérito Eduardo Matos Moctezuma inaugura hoy el foro, cuyas sesiones públicas se realizarán a las 10 horas los sábados de febrero y el primero de marzo. Dos divinidades femeninas es el tema que expondrá con el título Entre mujeres te veas: Coyolxauhqui y Tlaltecuhtli.
Lorena Vázquez detalla que se trata de varias pláticas para conmemorar al monolito con el dibujo de la diosa en relieve, hallado al pie de la escalinata de Huitzilopochtli. Se hablará sobre diferentes temas relacionados con el Templo Mayor y las indagaciones que se desarrollan sobre el pasado mexica.
Un tema central son las ofrendas que fueron ubicadas en Cuauhxicalco, plataforma circular de más de 500 años de antigüedad en el predio de la Plaza Manuel Gamio, frente al Templo Mayor. Todos estos descubrimientos se han anunciado en su momento, como fue el caso de los cráneos con perforación del tzompantli, otra ofrenda con múltiples restos óseos, y los cajetes o platos con navajillas.
No sucede así con la difusión de las indagaciones posteriores, como los tratamientos al material arqueológico, su restauración y conservación, además de las hipótesis que han generado, los cuales en esta ocasión sí serán expuestos a detalle por los especialistas del INAH.
La divulgación es una de las tareas en el rastreo desde el inframundo mexica, y no sólo ante expertos, sino a todo público, como plantea el ciclo de conferencias en puerta, que se apoya con fotografías y material complementario.
Al respecto, agrega Vázquez, “cualquiera que le interese puede venir. La plática es sobre investigaciones científicas, pero pensadas para cualquier asistente, puede ser un estudiante de secundaria, curioso de la arqueología o un ama de casa interesada en el pasado prehispánico.
“Pueden venir, acercarse y descubrir este mundo que está para el disfrute y conocimiento, porque el pasado –que el arqueólogo es el encargado de descubrirlo, investigarlo y transmitirlo– finalmente es un legado histórico que pertenece a todos”, invita.
El investigador emérito Eduardo Matos Moctezuma inaugura hoy el foro, cuyas sesiones públicas se realizarán a las 10 horas los sábados de febrero y el primero de marzo. Dos divinidades femeninas es el tema que expondrá con el título Entre mujeres te veas: Coyolxauhqui y Tlaltecuhtli.
Lorena Vázquez detalla que se trata de varias pláticas para conmemorar al monolito con el dibujo de la diosa en relieve, hallado al pie de la escalinata de Huitzilopochtli. Se hablará sobre diferentes temas relacionados con el Templo Mayor y las indagaciones que se desarrollan sobre el pasado mexica.
Un tema central son las ofrendas que fueron ubicadas en Cuauhxicalco, plataforma circular de más de 500 años de antigüedad en el predio de la Plaza Manuel Gamio, frente al Templo Mayor. Todos estos descubrimientos se han anunciado en su momento, como fue el caso de los cráneos con perforación del tzompantli, otra ofrenda con múltiples restos óseos, y los cajetes o platos con navajillas.
No sucede así con la difusión de las indagaciones posteriores, como los tratamientos al material arqueológico, su restauración y conservación, además de las hipótesis que han generado, los cuales en esta ocasión sí serán expuestos a detalle por los especialistas del INAH.
Ahora presentamos las indagaciones que se realizan, porque se da a conocer el hallazgo, pero ese es un primer momento del trabajo del arqueólogo: encontrar objetos. Después viene todo un proceso de análisis, describe Vázquez. Finalmente, se dan a conocer las interpretaciones en forma de artículos o en conferencias.
Vamos a hablar de avances, porque todavía no han finalizado.
La divulgación es una de las tareas en el rastreo desde el inframundo mexica, y no sólo ante expertos, sino a todo público, como plantea el ciclo de conferencias en puerta, que se apoya con fotografías y material complementario.
Al respecto, agrega Vázquez, “cualquiera que le interese puede venir. La plática es sobre investigaciones científicas, pero pensadas para cualquier asistente, puede ser un estudiante de secundaria, curioso de la arqueología o un ama de casa interesada en el pasado prehispánico.
“Pueden venir, acercarse y descubrir este mundo que está para el disfrute y conocimiento, porque el pasado –que el arqueólogo es el encargado de descubrirlo, investigarlo y transmitirlo– finalmente es un legado histórico que pertenece a todos”, invita.
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