ACADEMIA DE 14 AGOSTO DE 2012

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TURNO VESPERTINO

viernes, 19 de abril de 2013

La medición de la pobreza en el mundo /XVI
Otras críticas de Reddy/Pogge a mediciones de pobreza del Banco Mundial

Julio Boltvinik

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Sanjay Reddy y Thomas Pogge (RyP), en el capítulo 3 del libro Debates on the Measurement of Poverty (Oxford University Press, 2010) denominado Cómo no contar a los pobres, que he venido examinando en las dos entregas más recientes, después de exponer lo que consideran el modelo ideal para medir la pobreza global que es una vía para obtener paridades de poder adquisitivo (PPA) correctas, abordan los problemas de los métodos usuales de cálculo de las PPA, no sólo para medir pobreza sino también para comparar los PIB de los países. RyP señalan que el Banco Mundial (BM) utiliza el método Elteto-Koves-Szulc (EKS), mientras que los Cuadros Mundiales Penn, de la Universidad de Pennsylvania, utiliza el método Geary-Khamis (GK), mismos que expliqué en la entrega del 22/3/13. Los tres problemas que analizan RyP, enemigos públicos del BM por la severidad de sus críticas, son comunes a ambos métodos.
El primer problema, en contraste con el método ideal para medir la pobreza global (véase nota al pie), es que ninguno de los dos métodos se refiere a un concepto de logro. La motivación principal para producir las PPA ha sido poder comparar los agregados de cuentas nacionales y los precios relativos entre países, señalan. Sin embargo, han sido usados para comparar niveles de vida y pobreza a pesar de la posibilidad que sean inapropiados para estos propósitos, añaden, utilizando la suave expresión posibilidad en un exceso de cautela, cuando toda su argumentación indica que de hecho son inapropiados para tales fines.
El segundo problema, explican RyP, es que los precios promedio incluidos en los cálculos de PPA son inapropiados para la medición de la pobreza, pues reflejan información de cantidades y precios que no son pertinentes para tal fin. Las PPA de los métodos existentes se ven influidas por información irrelevante (entre otras) de las siguientes maneras: a) Bienes irrelevantes. Están influidas, explican, por información sobre precios y cantidades de bienes y servicios (ByS) consumidos desproporcionadamente por los no pobres. Aunque en principio los precios de algunos de estos ByS podrían ser relevantes para evitar la pobreza absoluta (bienes esenciales para mantener el bien-estar y que ahora los pobres no pueden pagar), en la mayoría de los casos, dicen, no es así. b) Irrelevancia de los países. Los PPA de un país son sensibles no sólo a la información de cantidades y precios del país base (Estados Unidos), sino también a la de terceros países, lo cual podría, dicen RyP, ser apropiado en algunos casos en la comparación de niveles agregados de cuentas nacionales, pero es totalmente inapropiado en el caso de la medición de la pobreza absoluta. La cuestión de si un hogar en la India vive en la pobreza absoluta con el estándar de un dólar por persona (de PPA) al día no puede razonablemente depender de la información acerca de los precios de los bienes raíces en Japón, pero bajo la actual metodología de medición de la pobreza, bien puede ocurrir. Añaden tajante y acertadamente:
Tanto la irrelevancia de países como de bienes y servicios son instancias de la violación del principio de independencia de alternativas irrelevantes; las estimaciones de la pobreza en un país no deberían cambiar simplemente porque los patrones de consumo de otros países o sus niveles de precios han cambiado, ni porque se hayan modificado el patrón de consumo o el nivel de precios de los bienes que no se necesitan para evitar la pobreza. Un método de medición que no cumpla este requerimiento es erróneo. (p.53)
Para salir del error, y evitar la dependencia de alternativas irrelevantes, es necesario partir de un concepto de logro adecuado y construir PPA que reflejen con precisión los costos relativos de alcanzar estos logros en diferentes países, concluyen. Me parece que, si se construyen adecuadamente conceptos de logro cualitativamente equivalentes en diferentes países (el camino adoptado por Cepal en materia alimentaria, ampliado para hacer algo similar en lo no alimentario) dejan de requerirse las PPA, pues tanto los ingresos de los hogares como las líneas de pobreza, pueden manejarse en monedas nacionales. De hecho Cepal no requiere, y no utiliza, PPA, aunque en mi opinión comete el error de igualar el costo de lo no alimentario en cada país a lo alimentario. El BM necesita PPA porque no define un concepto de logro, sino que reifica un monto monetario y lo convierte en el logro, de tal manera que ser pobre deja de ser incapacidad para satisfacer necesidades y se convierte en incapacidad de tener un ingreso de un dólar a o más al día por persona.
El tercer problema con las PPA existentes es que las de diferentes años base no son comparables, dicen RyP. Están diseñadas para proveer comparabilidad espacial, pero no espacio-temporal y, por tanto, la evolución de la pobreza medida con PPA de diferentes años base será distinta. Dada la ausencia de un concepto de logro claro e invariante al que se refieran las PPA, es difícil juzgar entre comparaciones internacionales que invocan PPA de diferentes años base, explican. Como lo dije ya; sin embargo, una vez que el concepto de logro es claro (y operacional) las PPA se vuelven innecesarias porque todo se calcula en monedas nacionales. Al parecer, Pogge y Reddy no se percatan del todo de esto aunque señalan que el tercer problema es inherente al uso de la métrica monetaria y, por otro lado señalan algo cercano a lo que dije antes:
El problema de las comparaciones intertemporales no surgiría si un concepto explícito de logro se adoptara, puesto que en ese caso no habría necesidad de especificar un año base para llegar a un conjunto de números índices. Este procedimiento provee una base robusta y consistente para comparaciones intertemporales e interespaciales” (p.54)
Sin adoptar este camino no hay solución, alertan RyP. El uso de diversos años base (en el límite, un año base para cada medición) no resolvería el problema puesto que los dólares internacionales de diferentes años base no son comparables y, en cualquiera de las dos metodologías citadas de PPA, tal uso llevaría a una tendencia descendente de la pobreza en el tiempo. En la metodología EKS esto sería resultado del aumento en la proporción de servicios, que son más baratos en los países pobres; en la metodología GK, la mayor participación de los bienes no comercializables internacionalmente llevaría al mismo resultado.
Nota. El estrato de referencia es un grupo (amplio) de hogares cuyo gasto en alimentos es apenas mayor que el costo de la CNA (véase nota al pie del texto). Fuente: Elaboración propia a partir de Cuadro 7, p. 46 de Óscar Altimir, La dimensión de la pobreza en América Latina, Cuadernos de la Cepal, N° 27, 1979, Santiago de Chile.
En la entrega del 12/4/13 comparé este modelo ideal (que se centra en la idea de especificar un concepto de logro y un manojo de bienes que permite alcanzarlo) con la forma en la cual la Cepal mide la pobreza en América Latina y me centré en el método que usa para definir canastas normativas alimentarias (CNA) diferentes en cada país, pero que cumplen el propósito común de satisfacer requerimientos nutricionales con los hábitos dietéticos de cada país. Hacia al final expliqué el procedimiento de la Cepal para pasar del costo de la CNA a la línea de pobreza: dividir dicho costo entre 0.5 (o multiplicarlo por 2), como si la proporción del gasto dedicado a alimentos, o coeficiente de Engel (E), en todos los países fuese 0.5. Para mostrar la falta de base empírica de dicha decisión hice una gráfica que, sin embargo, no se pudo incluir en la entrega anterior por falta de espacio. Hoy enmiendo esta deficiencia con una disculpa a los lectores.

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