La figura de Diego María Rivera como 
pintor y político es bien conocida, por ello no se hará hincapié en ese tema; en 
cambio su relación con la arqueología es asunto poco tratado, aunque de gran 
importancia, dado que muchos de sus temas pictóricos tienen una clara 
inspiración indígena prehispánica.  Es casi imposible saber desde cuándo la 
arqueología motivó su interés; sin embargo, hay una anécdota que refiere que 
durante su matrimonio con Lupe Marín, en los veinte del siglo pasado, ella, 
desesperada por el desinterés de Diego en el problema económico, le preparó una 
“sopa de agua, llena de monitos de barro”, a falta de otro tipo de 
alimentos. A partir de esa época se manifiesta la inclinación de Diego por 
los cacharros prehispánicos, y es casi seguro que a medida que lograba fama y 
fortuna, adquiría algunas vasijas y figurillas.  Su hija Ruth mencionaba que 
había tenido siempre la sensación de haber vivido en la bodega de un museo, dada 
la afición de su padre por las piezas arqueológicas, y seguramente se hacía de 
todas las piezas que le vendieran, fueran auténticas o falsas. Cuando años más 
tarde el arqueólogo Rafael Orellana trató de hacer un inventario de la colección 
del Anahuacalli, encontró que buena cantidad de las piezas eran modernas.  Si 
bien Diego no fue un experto en el conocimiento de los materiales arqueológicos, 
sí tenía, al igual que artistas como Miguel y Luis Covarrubias, Carlos Pellicer 
y Rufino Tamayo, una gran sensibilidad para distinguir lo auténtico de lo falso, 
y si le llevaban a vender un lote de piezas, seguramente pensaba que bien valía 
la pena adquirir sólo una, auténtica y de su gusto, e ignorar las falsas o 
modernas. En contraste con sus amigos y colegas, los hermanos Covarrubias, 
Diego no se adentró demasiado en el campo arqueológico; no obstante, estaba 
enterado de los trabajos que se llevaban a cabo tanto por lo que se publicaba 
como por lo que se pensaba. Seguramente uno de sus informantes fue el arqueólogo 
Carlos Margáin, con quien llevó una gran amistad.  Si tomamos como base de 
juicio sus trabajos pictóricos con tema netamente arqueológico, tendremos que 
una parte muy importante de su obra se localiza en el Palacio Nacional, otrora 
lugar donde se encontrara el tecpan de Moctezuma Xocoyotzin. | 
 
  Diego Rivera en su casa de Coyoacán, 
ca. 1950. ©227418, Conaculta. INAH. 
Sinafo. Fn. México. | 
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