Víctor M. Toledo
E
l tiempo pasa inadvertido y silencioso. El proceso electoral toma su rumbo; se despliega. Y en el ancho mundo de las vicisitudes una tesis sostenida por éste y otros autores como César Cansino, Emilio Toledo y Jenaro Villamil parece tomar forma: que a diferencia de 2006 en las actuales elecciones una nueva actriz política hace su aparición y participa y hasta cambia el rumbo de las cosas. Se trata de las redes sociales. Con 40.6 millones de usuarios de Internet (cibernautas), 90 por ciento de los cuales acceden a alguna red (Facebook, Twitter, YouTube, Google+, etcétera) y de éstos la mitad participan sobre temas políticos (datos de la Asociación Mexicana de Internet, 2011), hoy las elecciones son ya diferentes.
Las recientes manifestaciones, mítines y marchas convocadas desde el espacio virtual, y ejecutadas en el espacio real, inauguran una práctica inédita, sitúan al país en la nueva era de la sociedad digital y, sobre todo, enfrentan a la otra modalidad adoptada y adaptada por las élites políticas: la de la sociedad teledirigida, para utilizar el término de Giovanni Sartori en su famoso libro Homo videns. Asistimos, pues, a la presentación en sociedad de una nueva forma de concebir y realizar la acción política, la misma que ha generado cambios súbitos y profundos en Islandia, España, Egipto, Túnez y Chile.
Ya en un artículo anterior (La Jornada, 25/4/12: www.jornada.unam.mx/2012/04/25/politica/024a1pol?partner=rss) esbozamos lo que parece ser la
madre de todas las batallas. Hoy retornamos a este tema estimulados por los más recientes sucesos, cuya velocidad desquicia a los políticos convencionales (por ejemplo, el video 131 estudiantes de la Ibero alcanzó en sólo cuatro días 998 mil 765 visitas). Como en todo conflicto o competencia, existen escenarios, arenas donde se concretan los procesos. El gran espacio electoral, dominado en las últimas tres décadas por los partidos hegemónicos seguidores de la ideología neoliberal o del capitalismo corporativo, es un territorio reptiliano, un escenario donde predominan las formas perversas, corporativas, coercitivas o mercantiles, de captura del voto ciudadano. A ello contribuyen, en el plano de las comunicaciones, las campañas mediáticas de anestesia basadas en la imagen y el rumor, no en la información veraz, que estructuran las dos principales cadenas de televisión y los principales consorcios radiofónicos apuntalados por algunos medios periodísticos. Aquí se localizan los sectores sociales más vulnerables a adquirir el síndrome de la enajenación, los sectores menos informados y educados y donde la pobreza material determina, subyuga, aniquila y termina eliminando la libertad ciudadana.
Es una zona esencialmente reptiliana porque en tiempos electorales ahí dominan cuatro especies bien identificadas de dinosaurios: dos mayores (Prinosaurius mexicanus y Panderechtus vasquismota) y dos menores y de más reciente origen (Tucanes verdiformis y Panalipus gordillensis).
Todo indica que para que los dinosaurios sean derrotados y expulsados se hace necesaria la confluencia de dos fuerzas, una centrípeta y la otra centrífuga, de dos sectores sociales y culturales que paradójicamente no pertenecen ni representan a ningún partido político: las redes sociales y el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena). Esta acción concertada por dos fuerzas sociales, una trabajando en el ágora virtual, la otra en el terreno de las casas y los barrios, parece la única vía para remontar las actuales proyecciones que afirman que EPN ganará inexorablemente las elecciones.
En efecto, conforme avanzan las campañas y los sucesos ligados a ella, las encuestas y sondeos como los de Covarrubias, Reforma y Demotecnia muestran una tendencia al despeñamiento, es decir, a la caída de EPN, y al concomitante ascenso de AMLO. Aquí la pregunta obligada es si habrá tiempo para que este proceso invierta las posiciones de ambos. Y aquí de nuevo surge esa doble acción de las redes y Morena como la vía para lograrlo. Esa es hoy la
PD. Se invita a los creadores a diseñar en un video este juego de fuerzas entre dinosaurios y verdaderos ciudadanos y a enviarlo a: www.regeneracion.mx
Twitter: @victormtoledo
Todo indica que para que los dinosaurios sean derrotados y expulsados se hace necesaria la confluencia de dos fuerzas, una centrípeta y la otra centrífuga, de dos sectores sociales y culturales que paradójicamente no pertenecen ni representan a ningún partido político: las redes sociales y el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena). Esta acción concertada por dos fuerzas sociales, una trabajando en el ágora virtual, la otra en el terreno de las casas y los barrios, parece la única vía para remontar las actuales proyecciones que afirman que EPN ganará inexorablemente las elecciones.
En efecto, conforme avanzan las campañas y los sucesos ligados a ella, las encuestas y sondeos como los de Covarrubias, Reforma y Demotecnia muestran una tendencia al despeñamiento, es decir, a la caída de EPN, y al concomitante ascenso de AMLO. Aquí la pregunta obligada es si habrá tiempo para que este proceso invierta las posiciones de ambos. Y aquí de nuevo surge esa doble acción de las redes y Morena como la vía para lograrlo. Esa es hoy la
madre de todas las batallas.
PD. Se invita a los creadores a diseñar en un video este juego de fuerzas entre dinosaurios y verdaderos ciudadanos y a enviarlo a: www.regeneracion.mx
Twitter: @victormtoledo
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