El Dos de Mayo: Madrid contra Napoleón
Desde principios de 1808 el ejército de Napoleón había ido tomando el control de
España aprovechando la inoperancia del gobierno. Hasta que el pueblo de Madrid
se lanzó a una desesperada revuelta.
España aprovechando la inoperancia del gobierno. Hasta que el pueblo de Madrid
se lanzó a una desesperada revuelta.
A mediados de abril de 1808, en Madrid y en toda España
imperaba un vacío de poder de lo más preocupante. Las tropas
comandadas por el mariscal Murat, uno de los generales de
confianza del emperador Napoleón, ocupaban la ciudad y
justificaban su presencia como una operación de paso hacia
Portugal, pero todo el mundo intuía que los planes de Napoleón
iban más allá. El mariscal Murat llevaba días presionando a la
Junta de Gobierno para que aceptase el traslado de los últimos
miembros de la familia real hasta Bayona. Cuando le llegó el
turno al infante don Francisco de Paula, el menor de los hijos de
Carlos IV, un personaje querido entre la población, una turba
entró en el Palacio para impedir su marcha. El mismo don
Francisco de Paula, que apenas contaba con 14 años de edad,
rogó al grupo que abandonara las estancias y prometió, a
cambio, asomarse al balcón del Palacio. La muchedumbre había
aumentado considerablemente. Un oficial francés se personó
ante la Puerta del Príncipe acompañado sólo por un edecán.
Después, se acercaron a escoltarles un grupo de granaderos
franceses, que portaban las bayonetas caladas, lo que enfureció
aún más a la gente allí reunida. Murat dio la orden de disolver
aquella concentración por la fuerza: descargaron la metralla y la
fusilería sobre el gentío, cuyas únicas armas eran sus navajas y
sus manos. Ante la noticia de lo sucedido, la ira popular se
dirigió contra los franceses alojados en la ciudad. No sólo los
asaltaron con cuchillos y piedras, sino que también les
despojaban de las ropas, de sus objetos de valor y de sus armas.
Murat decidió enviar sus mejores tropas para combatir a los
insurrectos, que esperaban que el ejército español se sumara a
la lucha, pero no fue así. Aunque buena parte de los militares
españoles simpatizaban con los paisanos, hubieron de cumplir
las órdenes del gobierno cerrando los portalones de acceso. La
revuelta del Dos de Mayo apenas duró unashoras. Murat pudo
pensar que había logrado fácilmente el objetivo de sofocar la
insurrección, pero no podía imaginar que el levantamiento
madrileño fuera el principio de un conflicto que duraría seis
años
imperaba un vacío de poder de lo más preocupante. Las tropas
comandadas por el mariscal Murat, uno de los generales de
confianza del emperador Napoleón, ocupaban la ciudad y
justificaban su presencia como una operación de paso hacia
Portugal, pero todo el mundo intuía que los planes de Napoleón
iban más allá. El mariscal Murat llevaba días presionando a la
Junta de Gobierno para que aceptase el traslado de los últimos
miembros de la familia real hasta Bayona. Cuando le llegó el
turno al infante don Francisco de Paula, el menor de los hijos de
Carlos IV, un personaje querido entre la población, una turba
entró en el Palacio para impedir su marcha. El mismo don
Francisco de Paula, que apenas contaba con 14 años de edad,
rogó al grupo que abandonara las estancias y prometió, a
cambio, asomarse al balcón del Palacio. La muchedumbre había
aumentado considerablemente. Un oficial francés se personó
ante la Puerta del Príncipe acompañado sólo por un edecán.
Después, se acercaron a escoltarles un grupo de granaderos
franceses, que portaban las bayonetas caladas, lo que enfureció
aún más a la gente allí reunida. Murat dio la orden de disolver
aquella concentración por la fuerza: descargaron la metralla y la
fusilería sobre el gentío, cuyas únicas armas eran sus navajas y
sus manos. Ante la noticia de lo sucedido, la ira popular se
dirigió contra los franceses alojados en la ciudad. No sólo los
asaltaron con cuchillos y piedras, sino que también les
despojaban de las ropas, de sus objetos de valor y de sus armas.
Murat decidió enviar sus mejores tropas para combatir a los
insurrectos, que esperaban que el ejército español se sumara a
la lucha, pero no fue así. Aunque buena parte de los militares
españoles simpatizaban con los paisanos, hubieron de cumplir
las órdenes del gobierno cerrando los portalones de acceso. La
revuelta del Dos de Mayo apenas duró unashoras. Murat pudo
pensar que había logrado fácilmente el objetivo de sofocar la
insurrección, pero no podía imaginar que el levantamiento
madrileño fuera el principio de un conflicto que duraría seis
años
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