Diciembre, Fusilamiento de José María Morelos | Después del fusilamiento de Morelos, el movimiento de independencia estuvo a punto de extinguirse; sin embargo, Vicente Guerrero continuó la resistencia en el sur de México. Anónimo, fusilamiento de Morelos en San Cristóbal Ecatepec, s. XIX, Óleo sobre tela, ayuntamiento de la ciudad de Morelia. |
Degradado, humillado por las autoridades civiles y religiosas, despojado de su calidad de sacerdote, con su ejército diezmado y rodeado de soldados, el jefe de los insurgentes, otrora cura de pueblo, caminaba rumbo al paredón. Le habían precedido ya sus mejores lugartenientes: más de un año antes a Mariano Matamoros le tocó enfrentar al pelotón de fusilamiento; pocos meses después de ese golpe, Hermenegildo Galeana murió en combate. Derrotado al fin, pero con la cabeza en alto y la mirada brillante, enfrentaba la muerte el hombre que cuando le ofrecieron el título de “Alteza Serenísima”, prefirió llamarse “Siervo de la Nación”. El 22 de diciembre de 1815 José María Morelos y Pavón, generalísimo de los ejércitos insurgentes, fue fusilado en San Cristóbal Ecatepec, en el actual Estado de México, cumpliéndose así lo dictado por el virrey de Nueva España y enemigo encarnizado del cura, Félix María Calleja; la sentencia era previsible desde que Morelos fue capturado por el general realista Manuel de la Concha en las cercanías de Tehuacán. José María Morelos nació en 1765 en la ciudad de Valladolid, que desde 1828 lleva el nombre de Morelia en su honor. De joven fue arriero y en 1790 ingresó al Colegio de San Nicolás, del que era rector don Miguel Hidalgo. Tras ser ordenado sacerdote, fue cura auxiliar y luego párroco en remotos poblados de Michoacán. |
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